Page 7 - Un Libro de Porqueria
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Yo andaba bien en los deportes, muy bien.
Al punto tal que ese año, jugué para Argentino de Quilmes con
una licencia falsa. (Yo era Retamozo, en la foto del carnet era mi
doble).
Jugaba bien a casi todo. Era muy coordinado, pero sobre todo, ve-
loz.
Tan veloz era, que una vez, agarre una liebre con la mano. Si, así
fue, nos estaban “bailando” por el medio del campo, cuando salió la
liebre. Nos grita el cabo: “El que la agarra sale de franco”, riéndose.
Yo corrí más rápido que nunca y luego de varios amagues, me tire
sobre ella. Y la agarre.
El cabo Herrera al ver la proeza me dio un día franco y le conto al
Suboficial Mascareño.
Y éste, me llevo a Argentinos para realizar una prueba donde
quede jugando con la primera desde el primer día.
Gracias a eso, llegue a entrenar y a jugar en Argentino de Quil-
mes junto con Ángel Clemente Rojas (Rojitas, una gloria de BO-
CA).
Terminada mi etapa militar, volví a mi casa, para ir a jugar en
Cambaceres. (Quilmes me quedaba muy lejos).
También comencé a cursar el primer año de ingeniería. (En la
tecnológica)
Y trabajaba en el aeroparque de 7 y 610 como mecánico aeronáu-
tico.
Dormía menos de 5 horas por día.
Era mortal.