Page 10 - Un Libro de Porqueria
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6. LA OVALADA METE UN PLENO
Yo estaba de vacaciones y recibo un llamado: “Mañana tenés que estar
en La Plata para dar el examen físico, para el ingreso a la carrera de Edu-
cación Física”. (La Ovalada me había anotado en la facultad. Había hecho
todos los trámites)
Por supuesto que dije que no. Ni loco,
no es lo mío. ¿Estudiar?
Al día siguiente me estaba tirando en
la pileta del Nacional. Fue el 23 de enero
de 1981.
Nade 50 mts crawl y 50 mts pecho.
Al lado mío un flaco que casi se ahoga y
yo que le digo "Dale boludo, que falta
poco".
No llegó. No sé quién era.
Primer prueba, superada. Pero lo que
determinaría mi cambio de pensamiento
fue la pista de atletismo.
María Fernanda Idiazabal (La Ovalada)
Cuando llegamos a la pista, del lado
de 50, había un profesor poniendo una valla tras otra. Hasta acá todo bien,
todo normal.
Todos muy callados, el ambiente era de respeto, mucho silencio, poca
joda. Recuerden la época.
Me toco correr y saltar. Todo bien. Íbamos en grupos de 5 o 6.
Hasta que le toco saltar las vallas a un pibe, medio corto de piernas,
más bien petiso, que debía hacer un esfuerzo considerable para pasar las
vallas que seguían a la misma altura.
En la primera que salta, se tiró un estruendoso pedo, también lo hizo en
la segunda y en la tercera.
En la mitad del recorrido uno comenta “Con ayuda no vale”.