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los reportajes de Miroslava fueron un primer acto
          de justicia: uno en el que los afectados hablaron a     Distante  de  cualquier  veleidad  paternalista,
          través de la pluma de la periodista y obligaron a  Breach  Valducea  describió  cómo  los  rarámuri
          que se les oyera.                                   sufren a manos del crimen organizado, lo que el
                                                              sacerdote jesuita Ricardo Robles caracterizó como
              Breach  Valducea  elaboró  un  relato  creíble  una nueva colonización. En ella, los narcos obligan
          sobre  la  tragedia  chihuahuense  y  explicó  hechos  a los indígenas a trabajar en la siembra y cosecha
          aparentemente  inconexos  por  medio  de  notas  de amapola y mariguana, invaden sus territorios,
          breves, ágiles e irrefutables. Como le sucede a la  provocan  desplazamientos  forzados,  asesinan  y
          inmensa mayoría de corresponsales en los estados  abusan de las mujeres, tal y como antes lo hicieron
          de medios establecidos en Ciudad de México, con  otros colonizadores.
          frecuencia  Miros  se  vio  acotada  por  la  brevedad
          del  espacio  a  su  disposición,  la  urgencia  en  la     Pero  Miroslava  no  se  resignó  a  contar
          entrega de sus envíos, la presión de gobernantes  solamente una cara de la moneda (la del expolio)
          trogloditas y el as ixiante centralismo con el que se  y escribió con profundidad y constancia sobre la
          ija ̀ la agenda política nacional. Siempre supo nadar  otra: la de la resistencia. Narró la presión de los
          contra corriente y hacer de la necesidad virtud. Sus  políticos para, en nombre del “progreso”, despojar
          despachos dejaban de lado lo superluo. ̀ En unas  de  a  los  indígenas  de  sus  tierras  y  construir  un
          cuantas  líneas  contaba  la  nota,  presentaba  a  los  aeropuerto.  Difundió  la  recuperación  de  5  mil
          personajes centrales y proporcionaba el contexto.   hectáreas del ejido Baquechi, después de 40 años
                                                              de pelearlas en los tribunales a los ganaderos que
              Nacida en el municipio serrano de Chínipas, muy  se  las  habían  arrebatado.  Relató  la  defensa  de
          cerca de Sinaloa y Sonora, Miroslava se mantuvo  los  bosques  contra  los  talamontes  (asociados  al
          cerca de su tierra y su gente a pesar de haber migrado  crimen organizado) en Coloradas de la Virgen, y
          temporalmente a Baja California Sur. Tocada hasta  el asesinato de su líder, Isidro Baldenegro López,
          el fondo de su ser por el mundo indígena, hizo de  premio Goldman 2005 por su lucha en defensa del
          las luchas y la reconstitución del pueblo rarámuri  territorio.
          una de sus preocupaciones periodísticas centrales.
          Sobre  ellas  escribió  formidables  reportajes.        Una parte de los últimos trabajos periodísticos
          Sobrevivientes  de  cuatro  siglos  de  invasiones  y  de Miros documentaron los estrechos vínculos del
          despojo,  racismo  y  discriminación,  hambrunas  crimen  organizado  con  los  procesos  electorales
          y  manipulación  política,  los  tarahumaras  han  en la entidad, la política institucional y el mundo
          enfrentado  durante  las  pasadas  dos  décadas  empresarial.  Fueron  su  sentencia  de  muerte.
          agresiones sin in ̀ de parte de ganaderos mestizos,  Sintiéndose amenazados por las revelaciones de la
          mineras  canadienses,  políticos  inescrupulosos  y  reportera, poderosos intereses ligados a la trama
          narcotra icantes.  Miros  dio  cuenta  de  ellas  como  de la narcopolítica decidieron quitarle la vida.
          muy pocos periodistas han hecho.
                                                                  Hoy  se  cumple  un  año  de  ese  crimen  atroz,
                                                              que, por más que se diga lo contrario, no ha sido
                                                              esclarecido. Al escribir con rectitud, la periodista
                                                              Miroslava se ganó el derecho a ser dueña de sus
                                                              palabras. Recuperarlas y difundirlas, no permitir
                                                              que caigan en el olvido, son actos de justicia.





















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