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¿Nuevo             aeropuerto


                      o viejos             retrasos              y   mordidas?*



                                    Antonio Gershenson**
























                                 El gobierno actual ha tenido el mérito de aventar a su partido, que gobernó a la
                                 buena o a la mala durante muchos periodos presidenciales, al tercer lugar en
                                 prácticamente todas las encuestas que hemos conocido.

                                     Ahora quiere imponer su “nuevo aeropuerto”  para lo que fue un Distrito
                                 Federal, en el que en la pasada elección, en mi casilla de colecciones, el PRI quedó
                                 en quinto lugar.
                                     Los retrasos están causados por el gobierno que lo contrató, sin una adecuada

                                 vigilancia,  muy  probablemente  mediante  las  habituales  “mordidas”,  que  los
                                 obligan a mantener a los culpables directos del retraso.

                                     Ahora quieren culpar al candidato que ocupa el primer lugar en las encuestas,

                                 AMLO, y que no quiere que le hereden esa obra, con todas las lacras posibles
                                 acumuladas.

                                     Quiero  recordar  algunas  experiencias  propias  que  muestran  que  no  son
                                 inevitables, ni esas “obras” puercas, (tal vez haya que pedir perdón a los puercos)
                                 ni las mentiras consiguientes.

                                     Cuando  muchos  trabajadores  de  energía  nuclear,  y  en  general  del  ramo
                                 eléctrico, fuimos despedidos, algunos nos organizamos para poder trabajar en
                                 los sectores de la energía pública que no eran exclusivas del gobierno. Hicimos,
                                 en contrato con la Comisión Federal de Electricidad, la primera planta eléctrica
                                 impulsada  por  el  viento,  en  La  Ventosa,  en  el  Istmo  de  Tehuantepec.  Nos
                                 tardamos seis meses, y entregamos las siete unidades, probadas con eiciencia. ̀
                                 Las plantas que, contratadas con empresas mayores, fueron puestas en servicios
                                 más adelante, tardaron dos y tres años en su instalación.







                                                       * La Jornada, 25 de marzo de 2018
          68                                           ** antonio.gershenson@gmail.com
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