Page 42 - Fundamentos de climatología
P. 42

MARISOL ANDRADES RODRÍGUEZ – CARMEN MÚÑEZ LEÓN



               5.8. Aparatos de medida. Unidades
                     Veleta: mide la dirección y la transmite eléctricamente a un indicador.
                     Anemómetro: mide la velocidad del viento.
                     Anemógrafo: registra la dirección, la velocidad y el recorrido del viento.


                     Unidades: En el Sistema Internacional la velocidad se mide en m/s, aunque en la práctica se
               emplea el Km/h. En navegación aérea y marítima se utiliza el nudo, siendo sus equivalencias las
               siguientes:
                             1 m/s = 3,6 Km/hr

                             1 nudo = 1.852 Km/hr

               5.9. Circulación general atmosférica
                     Para equilibrar las diferencias térmicas y de presión que existen sobre la superficie de la
               tierra, existen corrientes de aire, vientos y corrientes marinas, que en su conjunto constituyen la
               circulación general de la atmósfera.
                     La circulación general es por tanto un mecanismo mediante el cual son redistribuidas la
               energía, el momento cinético y el vapor de  agua, para que el régimen climatológico sea
               estacionario. Si no se cumplieran estas tres exigencias unas zonas se calentarían y otras se
               enfriarían sistemáticamente, la rotación del planeta se vería afectada y el vapor de agua se
               acumularía en unas zonas y tendería a desaparecer de otras.
                     En concreto:
                     Al hablar de la radiación hemos visto que las zonas intertropicales tienen un balance de la
               radiación positivo a diferencia de los casquetes polares que lo tienen negativo.
                     Por otra parte, la temperatura media anual de cada punto de la superficie terrestre
               permanece sensiblemente constante y esto quiere decir que existe algún mecanismo que asegura
               el transporte del calor sobrante en determinadas zonas hacia los puntos más deficitarios.
                     Una parte del calor es transportado por el aire en forma de calor sensible y otra parte en
               forma de calor latente por el vapor de agua que las corrientes atmosféricas arrastran.
                     Partiendo de este punto de vista aparece el primer esquema de circulación general, que
               consiste en un sistema convectivo térmico: la tierra se considera como una esfera homogénea e
               inmóvil, con una atmósfera sin vapor de agua.
                     El aire del ecuador se calienta mucho más que el aire de los polos. Si la tierra permaneciera
               inmóvil ocurriría que el aire que esté en contacto con la superficie del ecuador, al calentarse
               mucho, se elevaría a capas más altas, siendo sustituido por otro más fresco procedente de los
               polos. Se originaría una doble circulación de aire: del ecuador hacia los polos en las capas altas, y
               de los polos hacia el ecuador en las capas bajas.
                     Tendríamos una circulación puramente convectiva y una tierra inmóvil y sin vapor de agua.
                     El segundo esquema de la circulación general de la atmósfera tiene en cuenta el
               movimiento de rotación de la tierra.
                     Si no hubiese forma de contrarrestar este movimiento, la velocidad de rotación aumentaría
               indefinidamente a expensas de la energía suministrada por la irradiación solar y esto no es así.
                     El movimiento de rotación origina la llamada fuerza de Coriolis que modifica la trayectoria
               de los vientos, de tal manera que se desvían hacia la derecha los vientos del hemisferio norte y
               hacia la izquierda los vientos del hemisferio sur. Por esto la circulación general de la atmósfera no
               es sólo meridiana sino que hay vientos paralelos al ecuador y en sentido contrario de la rotación.
                     Como consecuencia de las desviaciones que experimentan los vientos que salen del ecuador
               y de los polos, se originan en cada hemisferio terrestre, tres ciclos cerrados de movimientos de

                                                            40
   37   38   39   40   41   42   43   44   45   46   47