Page 27 - Revista State Of Mind
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La viuda de Chester Bennington, el cantante de Linkin Park que
se suicidó en 2017, publicó un vídeo en el que se le veía pasando
un rato agradable con sus seis hijos acompañado del comenta-
rio: “La depresión no tiene cara ni estado de ánimo, este era as-
pecto de su depresión 36 horas antes de su muerte”. Películas
de terror como Midsommar (ansiedad) o Babadook (depresión
posparto) apelan a los miedos íntimos a la inestabilidad men-
tal. Bestsellers como Los dos mueren al final o La chica del tren
cuentan la angustia de sus protagonistas en primera persona.
“Siempre he tenido an-
siedad. Nunca he hablado de ello por-
que pensé que todo el mundo la tenía, pero
cuando volvi a casa de la gira fue lo más seve-
ra que creo que haya podido ser... Me sentí como si
estuviera flotando durante unos tres meses el año pasado y no
de una manera agradable. Como si estuviera fuera de mi cuerpo. Fue
muy aterrador y no podía respirar bien. Así que (Breathin) es sobre eso
y muchas voces en mi cabeza cantando. Espero que consuele a la gente
que la escuche. Tienes altibajos y a veces pasas semanas en las que
lo bloqueas y no hay ansiedad; Entonces algo sucederá que puede
desencadenarla y luego tienes un par de días de bajada, pero
honestamente, la terapia me ha salvado la vida muchas
veces. Si tienes miedo de pedir ayuda, no lo ten- Ariana Grande
gas. No tienes que estar en constante dolor y
puedes procesar el trauma.”
Se estima que más del 10% de la población mun- ni el cine de terror, ni Alguien voló sobre el nido del
dial sufre problemas de salud mental (el doble en cuco son obras censurables en absoluto, pero sí tenía
Estados Unidos) y en concreto la ansiedad se ha consecuencias sociales que fueran la única repre-
adscrito a los millennials (nacidos entre 1980 y sentación de la salud mental en la cultura popular.
1994) y la generación Z (1995-2015) no ya como Las personas con problemas de salud mental no
una dolencia habitual sino como un rasgo de su ca- pueden quitárselos al terminar el día como si fue-
rácter y de su identidad colectiva. Hasta hace po- ran una camiseta, un colgante o un meme. Pero a
cos años, cada persona aquejada de algún tipo de pesar de la moda de la frivolización en torno a la
trastorno psicológico sentía que algo iba mal en salud mental, la sociedad progresa en empatía y
su cabeza y que solo le ocurría a ella. La explota- concienciación: incluso se reivindican con carácter
ción de las enfermedades mentales como efectis- retroactivo personajes de la cultura pop que en su
mos narrativos (los psicópatas del cine de terror, día fueron desdeñados como “locas del coño” y cada
los pacientes del psiquiátrico de Alguien voló so- vez se escucha menos lo de “no estés triste, mujer”,
bre el nido del cuco, un fenómeno social que con- “sal a pasear”, “anímate” cuando alguien sufre de-
tribuyó a eliminar las terapias de electroshock en presión. Hablar sobre enfermedades mentales utili-
favor de terapias más humanas pero que, según zando memes resulta, por el momento, inofensivo e
las encuestas, aumentó el miedo de la población incluso muchos pacientes quizá ganen unos minu-
contra los pacientes mentales) alimentaba un es- tos de alivio al bromear sobre ello: mientras tú con-
tigma social que llevaba al tabú y a la vergüenza: troles tu ansiedad, ella no te estará controlando a ti.
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