Page 33 - ¿Quién se ha llevado mi queso?
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Haw miró hacia el oscuro pasadizo y percibió el temor que sentía. ¿Qué habría
allá delante? ¿Estaría vacío? O, lo que era peor, ¿le acechaban peligros ignotos?
Empezó a imaginar todas las cosas aterradoras que podían ocurrirle. Él mismo se
infundía un miedo mortal.
Entonces, se echó a reír de sí mismo. Se dio cuenta de que sus temores no hacían
sino empeorar las cosas. Así pues, hizo lo que haría si no tuviera miedo. Echó a
caminar en una nueva dirección.
Al iniciar el descenso por el oscuro pasadizo, sonrió. Todavía no se daba cuenta,
pero empezaba a descubrir qué era lo que nutría su alma. Se dejaba llevar y confiaba
en lo que le esperaba más adelante, aunque no supiera exactamente qué era.
Ante su sorpresa, Haw empezó a disfrutar cada vez más. «¿Cómo es posible que
me sienta tan bien? —se preguntó—. No tengo Queso alguno y no sé a dónde voy».
Al cabo de poco tiempo, supo por qué se sentía bien.
Se detuvo para escribir de nuevo sobre la pared:
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