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“Dios no entiende de dinero”


                  Aquí dejo mi relato, testimonio o como quieran llamarle al escrito,
                  sucede que en la ciudad donde vivo. Tartagal (Salta) cada 13 de junio

                  se  festeja  la  fecha  de  fundación  del  lugar,  como  así  también  la

                  conmemoración al santo patrono, San Antonio. Hace ya 16 años que

                  vivo en la zona, y este año tuve la oportunidad de compartir junto a
                  mis  padres  la  procesión  del  patrono,  y  que  contradictorio,  años

                  anteriores que vivíamos con normalidad nunca tuve el entusiasmo,

                  pero este año de locos y muy diferente se presentó la situación. Pero,
                  como dicen "todo pasa por algo" y creo yo, que Dios quiso que fuera

                  así, ahora el por qué.


                  [ ] Sucede que por coincidencia dimos con el recorrido de la procesión,

                  en  un  día  como  cualquiera  que  salimos  en  el  vehículo  familiar,
                  entonces al ver esto decidimos acompañar; aquí resalto una cosa que

                  me  llamo  bastante  la  atención,  y  es  la  ausencia  de  personas  al

                  principio (cosa que no sucede cuando está presente un político, jaja
                  que raro la política incidiendo en la religión) pero con el pasar de los

                  minutos, eran más vehículos que se sumaban, junto a motocicletas,

                  bicicletas, y el colectivo. Era pasar por los puntos de la ciudad y ver

                  gente  con  el  altar  afuera  con  imágenes  de  diversos  santos  y
                  divinidades. Para este entonces se notaba bastante la ausencia de

                  decoración en zonas de "gente de plata" como vulgarmente solemos

                  llamar,  y  se  destacaban  las  ingeniosas  formas  de  decoración  que

                  habían encontrado las familias que no tienen tanto poder adquisitivo
                  como se es necesario. Pero quiero hacer hincapié en un hombre, un

                  señor que pasando la calle del Hotel Pórtico Norte se llevó toda mi

                  atención, era un hombre vestido como si recién saliera de trabajar, la
                  ropa un poco percudida, su pelo ya blanco, y zapatillas (ojo, bien

                  limpias), era un hombre mayor quien había salido al parecer de su

                  jornada laboral a recibir al Santo, cuando dirijo mi mirada a su mano

                  derecha  vi  algo  que  me  lleno  de  emoción,  era  un  palito  con  dos
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