Page 6 - REVISTA DIGITAL
P. 6

“Tartagal, pasión que palpita en mi interior”

                         Un puñado de familias, vivía en lo que hoy es Tartagal, Sin pensar que un tiempo
                  después Ñancahuasu, sería transformada por el pionero Pedro José Roffini y un grupo de
                  valientes hombres y mujeres, en una ciudad de más de 60.000 personas. Tartagal, ciudad
                  fundada  el  13  de  junio  de  1924,  que  tendría  una  estación  de  ferrocarril,  un  importante
                  yacimiento de gas y petróleo, y una de las mayores industrias madereras. Ciudad de sol
                  intenso,  que  has  atravesado  mil  y  una  adversidades.  Ciudad  de  tártagos,  y  mangos,
                  poblado de sueños y libertades, urbe que habita entre peñas y selvas, pueblo lleno de gente
                  cálida y hermosa. No se cómo agradecerte, mi amado pago, tú que me recibiste y aceptaste
                  con  los brazos abiertos, cuando era un pequeño, oh tú que me viste crecer, que viste como
                  se arraigaron mis raíces en ti, observaste como mis recuerdos giran en torno a ti. No sé qué
                  palabras decir para contemplar tu gloriosa magnitud, eres la ciudad que circunda montes,
                  atravesada por tus ríos, majestuoso poblado lleno de pueblos originarios que coronan tu
                  belleza, has recibido inmigrantes y extranjeros, has servido con amor a todas las gentes.

                        Me  encantaba  participar  en  tus  hermosos  desfiles,  Contemplar  a  tus  jóvenes
                  uniformados, a tus soldados en perfecta formación, y a tus dirigentes, con profundo orgullo
                  y pasión. Año tras año, vez tras vez asistía, para homenajearte. Me encontraba feliz y lleno
                  de emoción porque lograría desfilar para ti en la secundaria, estaba lleno de sentimientos
                  por ti. Cuan feliz estaba, porque lograría estar en el lugar de los mayores, que gozoso me
                  encontraba de empezar una nueva etapa. Todo estaba en luz, no había ningún problema.
                  Pero  de  pronto  la  noche  se  cernió  sobre  todos  tus  habitantes,  la  tormenta  llegó  para
                  quedarse, los despreocupados se asustaron y todo llegó a ser oscuridad. Se escuchan
                  lamentos, y horribles noticias, quejumbrosas y aburridas, a los oídos de tus habitantes.
                  Tristes, desorientados, irritados, sin saber qué hacer, todos comentan: “Que lindos eran
                  aquellos días de antaño, donde podíamos volar libres como pajarillos, donde podíamos
                  abrazarnos sin ninguna consecuencia”. Afligido, desanimado y decaído me sumí en mis
                  cavilaciones,  más  oscuras  que  la  noche.  De  pronto,  con  un  aire  lleno  de  optimismo,
                  proclamo a todo el que quiera oír: “La tempestad pasará, el sol saldrá, y donde fue noche
                  habrá día. ¿Acaso puede resistir una piedra al agua?, ¿Y si caemos, no nos podremos
                  levantar?, ¿Puede una pandemia frenar la imaginación, y los valores de una persona?”

                      Me respondo abruptamente, manifestando: “Ningún problema por más grande que sea,
                  podrá derrotarte, mi Tartagal. No te desanimes tierra bendita, no llores ni te lamentes, mi
                  amada ciudad. Tú que has logrado surcar las más terribles dificultades, podrás dejar atrás
                  la  noche,  tú  que  has  resistido  a  todo  tipo  de  problemas,  sepultarás  en  el  pasado  las
                  tempestades. Oh gloriosa e imponente ciudad, ármate de valor, vístete de fe, esperanza y
                  amor. Fe para creer en que todo estará bien, esperanza en saber que saldremos de estas
                  vicisitudes, y amor para ofrecerles a tus gentes.   Mi  querida  Tartagal,  que  por  ahora
                  surcas momentos dolorosos, que aún atraviesas las sendas de sombra y de muerte.   Confía
                  en Dios, exuberante ciudad, ya que hasta aquí él te ha ayudado. No te lamentes, porque
                  no  salen  tus  gentes,  no  llores  por  que  no  caminamos  para  venerarte.  Puede  que  no
                  hayamos  marchado  por  tus  calles,  puede  que  no  hayamos  entonado  tus  memorables
                  himnos,  pero  eso  no  significa  que  no  te  tengamos  presente  en  el  corazón.  Eso  no
   1   2   3   4   5   6   7   8   9   10   11