Page 26 - LIBRETOS
P. 26
dolor, juzgó que su hermanito había sido degollado por la siniestra mujer ya que, en la
madrugada, no lo había oído quejarse.
Cansada por los vanos esfuerzos desplegados en su intento de llenar de agua la enorme canasta,
la niña retornó a la cueva.
Niña: No se puede llenar esta canasta, abuelita
Ganchana: Lo que pasa es que eres ociosa… ¿Cómo no vas a poder traer agua en la canasta?…
¡trae acá… vas a ver!
Ganchana: ¡Mientras yo voy al puquial, tú encárgate de cuidar el perol!
Cuando la iracunda Ganchana hubo salido llevando el canasto,
Ganchana: ¡niña no muevas ni te acerques al perol!, y si lo haces, hasta las piedras me contaran,
lo que hiciste.
Entonces la niña espero que se fuera la ganchana, para ver que había en el perol y se dio con la
sorpresa que era su hermanito. Con el corazón roto y desconsolado dijo.
Niña: hay hermanito mío que te hizo esa bruja malvada, ¡ahorita te saco de ahí!
La niña, utilizando una gran espumadera, sacó el cuerpo de su hermanito y, envolviéndolos en
un “pullo”, salió para escaparse por el escabroso camino que partía de la cueva. Diciendo en voz
baja.
Niña: como pudo pasar todo esto, ¡hay Dios mío! ¡Ayúdame por favor!
ACTO III
Al poco rato, fatigada llegaba la Ganchana, en sus manos llevaba ¡oh prodigio!, ¡La canasta
colmada de agua cristalina, cual si fuera una urna de cristal!
Ganchana: ¡hay, hay, un paso más y me desplomo!, donde se habrá metido esa niña.
Al no encontrar a nadie en derredor, la vieja golosa decidió probar el potaje que se preparaba
en el perol, examinó el contenido del enorme perol dándose la sorpresa de que no había nada.
Indignada y lanzando tamaños gritos, salió en busca de la niña.
Ganchana: niña malcriada, ahora vas a ver ¡con todo y tu hermano te voy a comer!
Entre tanto, la niña al salir de la cueva con los restos de su hermanito había emprendido una
carrera desesperada tratando de huir de la cruel “Achkay”. Ya había avanzado un trecho
considerable cuando alcanzó a oír los desaforados gritos de la devoradora de niños.
Desesperada siguió corriendo, cuando a la vuelta de una loma se topó con la huachwa que
barbechaba diligente.
Niña: Tía… ¡tiacitaaa! –Suplicó la niña- ¡La Ganchana ha matado a mi hermanito y ahora me está
persiguiendo para hacer lo mismo conmigo… ¡Sálveme tiacita!.. ¡sálveme! Sollozó la niña.
huachwa : ¡Está bien, niña!, No te aflijas. Yo te protegeré… escóndete detrás de aquel pedrón y
la “Achckay” no te encontrará.
Niña: (corría a esconderse detrás de un gran monolito que allí se levantaba)¡Gracias tiacita,
gracias!

