Page 17 - Historia de México I
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Capítulo muestra
Hacia la formación de México como Estado Nación 17
Al proclamar su independencia de España en 1821, las cinco provincias del Reino de Guatemala se adhirieron al Primer Imperio Mexicano, idea de Iturbide para contrarrestar la expansión estadounidense. No obstante, al abdicar Iturbide volvieron a independizarse y formaron las Provincias Unidas del Centro de América y, posteriormente, en 1824, la República Federal Centroamericana, aunque pronto se subdividieron en los actuales paí- ses de América Central. La del norte (Chiapas), dudosa de su futuro, decidió anexarse a México en 1824 y se convirtió en un territorio de identidad incierta, cuyos habitantes fueron, en aquel entonces, señalados como “traidores” por los guatemaltecos y como “arrimados” por los mexicanos.
Dos maravillosos y adorables pueblos moradores de una tierra de inmensa riqueza y herederos de la cultura maya, una riqueza superior, que han cargado a cuestas luchas, abusos y pobrezas muy difíciles de erradicar; dos pueblos hermanados por historias paralelas.
Cambios y permanencias
Pese a las destrucciones producidas por la guerra de Independencia, el México recién independizado continuó modernizándose en el arte, la ciencia y la política. Por ejemplo, la Ilustración siguió influyendo en las ideas relativas al mejor sistema de gobierno para México; el neoclasicismo, vigente en nuestro país desde 1760, siguió inspirando hasta por 1830 a nuestros artistas: abundaron las típicas columnas griegas y la preferencia por las líneas rectas; hubo edificios neoclásicos adornados con elementos considerados moder- nos en esa época, como los relojes; se imitaron los mármoles en distintos colores.
En contraste, hubo elementos, como la religiosidad de los pueblos del México anti- guo, que no cambiaron de inmediato, pues se trataba de elementos profundos que cam- bian con lentitud. Baste un ejemplo. En 1790, cuando se hacían obras para la remodelación de la Plaza de Armas en la capital de la Nueva España se encontró por casualidad la in- mensa escultura de la Coatlicue. Al poco tiempo fue trasladada al patio de la Real y Pontificia Universidad. A criollos y peninsulares les sorprendió sobremanera que muchos indígenas acudieran a venerarla, al punto que decidieron enterrarla. El viajero y naturalis- ta alemán Alejandro de Humboldt se enteró de su existencia y quiso verla: se la desente- rraron para que la contemplara durante veinte minutos y la volvieron a enterrar. Pero, una vez consumada la Independencia, en 1822, Iturbide mandó que la desenterrasen
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Figura 1.8 Hoy como anta- ño, la creatividad textil de Chiapas sigue asombrando al mundo, aunque es muy difícil distinguir las sutile- zas de estilo que la diferen- cian de las obras textiles de Guatemala, como puede apreciarse en esta imagen.