Page 125 - El Misterio de Salem's Lot
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Inglaterra se inclinan al impulso del viento como una enorme congregación de fíeles
silenciosos. Y si no hay coches ni aviones, ni ningún tipo que ande por los bosques
que hay al oeste del pueblo, disparando a los faisanes y las codornices, si lo único que
se oye es el lento latido del propio corazón, entonces uno escucha también otra cosa:
el sonido de la vida que se devana hasta llegar al término de su ciclo, en espera de
que las primeras nieves celebren los últimos ritos.
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Ese año, el primer día del otoño (del otoño real, no el del calendario) fue el 28 de
septiembre, el día que enterraron a Danny Glick en el cementerio de Harmony Hill.
Las ceremonias en la iglesia fueron privadas, pero las que habían de celebrar
junto a la tumba eran para todo el pueblo, y buena parte del pueblo se hizo presente:
los compañeros del colegio, los curiosos, y la gente de edad que va cada vez más
compulsivamente a los funerales a medida que la vejez va envolviéndolos en la
mortaja.
Acudieron por Burns Road en una larga hilera que serpenteaba hasta desaparecer
detrás de la siguiente colina. Pese a la luminosidad del día, todos los coches tenían las
luces encendidas. Primero iba el coche fúnebre de Carl Foreman, con las ventanillas
traseras llenas de flores, seguido por el Mercury 1965 de Tony Glick, cuyo
deteriorado tubo de escape prorrumpía en gemidos y explosiones. Tras ellos, en los
cuatro coches siguientes, iban los parientes de ambos lados de la familia; hasta había
quien venía de tan lejos como Tulsa, Oklahoma. Entre los demás que integraban el
largo desfile con las luces encendidas estaban Mark Petrie (el muchacho a quien
Ralphie y Danny iban a visitar la noche que desapareció Ralphie), con su madre y su
padre; Richie Boddin y su familia; Mabel Werts en un coche en el que también se
acomodaban William Norton y su esposa, que, sentada en el asiento de atrás con el
bastón entre sus piernas hinchadas, hablaba con inagotable constancia de otros
funerales a los que había asistido desde 1930; Lester Durham y su mujer, Harriet;
Paul Mayberry y su esposa Glynis; Pat Middler, Joe Crane, Vinnie Upshaw y Clyde
Corliss en un coche conducido por Milt Crossen (Milt había abierto la pequeña
nevera donde guardaba las cervezas antes de que salieran y todos habían compartido
solemnemente una botella frente a la cocina); Eva Miller en un coche en el que
también viajaban sus amigas Loretta Starcher y Rhoda Curless, solteronas ambas;
Parkins Gillespie y su agente, Nolly Gardener, iban en el coche policial de Salem's
Lot (el Ford de Parkins con una insignia pegada en el tablero); Lawrence Crockett y
su cetrina mujer; Charles Rhodes, el mordaz conductor de autobuses, que por
principio acudía a todos los funerales; la familia de Charles Griffen, con su mujer y
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