Page 18 - REVISTA APELO - COMUNICACIÓN VIRAL I

CRÓNICA
COVID-19 Y LA SALUD
MENTAL DE LOS PERUANOS
ESCRIBE: SADYTH MARTEL
l aislamiento social que se aplica en
el país para evitar la propagación del
nuevo coronavirus viene generando
Euna alteración en la salud mental de
los peruanos. Muchos compatriotas han visto
afectadas sus emociones, pensamientos y, en
algunos casos, sus conductas. Día a día se viven
sentimientos de tristeza y desánimo, se originan
miedos excesivos y cambios drásticos de humor,
a los que se le suman el enojo, la violencia y hasta
pensamientos suicidas, que al parecer no se han
toma en cuenta como parte de las consecuencias
de la cuarenta aplicada, que hasta la fecha siguen
vigentes en algunas regiones del país.
A inicios del 2020 se conoció sobre una
enfermedad viral causada por una nueva cepa de
la familia coronavirus, del cual se desconocían
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sus efectos antes del brote el Wuhan -Chica en
diciembre del 2019.
En primera instancia fue un susto el saber
sobre la existencia de un virus que está causando
la muerte de miles de personas en el continente
asiático. Con el pasar de las semanas y con cierta
incredulidad, los peruanos llegaron a considerar
que esta enfermedad no los alcanzaría ya que el
brote se originó muy lejos de su entorno.
Sin embargo, como toda enfermedad, se
convirtió un asesino silencioso atacaría a la hu-
manidad entera. Cuando los peruanos que radi-
can en el exterior dieron a conocer los síntomas
de la COVID-19, a través de las redes sociales o
cuando se contactaban vía telefónica con sus
familiares, se encendieron todas las alertas po-
sibles. Comenzaron a incrementar los márgenes
de preocupación, los cuadros de ansiedad fueron
en aumento y el pánico fue ingresando poco a
poco en muchos hogares.
El 15 de marzo del 2020, ya con 71 casos
de infectados en el Perú, llegó el mensaje a la Na- La encuesta se realizó sobre una muestra de 1055
ción tan esperado por mucho. El presidente de la
Republica decretó estado de emergencia y cua-
rentena general en todo el país. Esta nueva expe-
riencia y forma de vida interrumpió el sentido de
libertad con la que contaban los peruanos.
Conducidos por el miedo, los peruanos
se vieron obligados a seguir un nuevo modelo de
conducta social que nunca antes se había expe-
rimentado. Se impuso una distancia social obli-
gatoria, y se buscaron nuevas alternativas para
mantener una comunicación con los seres que-
ridos. Poco a poco los peruanos se vieron obliga-
dos a seguir con las recomendaciones de preven-
ción y seguridad que exigían las autoridades.
Ante el incremento de contagiados se im-
plantó el toque de queda a nivel nacional, el cual
ayudó a la reducción de las actividades sociales
nocturnas, las cuales solían convertirse en los
principales focos infecciosos.
Adicional a ellos, el cierre inesperado de
negocios o instituciones públicas. Generó una
parálisis en la economía nacional, los principa-
les productores agrícolas tuvieron que reducir
los precios de venta de sus productos para evitar
quedarse con toda su cosecha tras el cierre de las
fronteras y con ello la posibilidad de exportar sus
productos.
Con el pasar de los días, muchas familias
comenzaron a racionalizar sus alimentos, al ver-
se vulnerables por no tener ingresos económi- ya no cuenta con ese dinero para reapertura sus
cos. Los apoyos del gobierno a través de canastas
con víveres de primera necesidad o con subsidios
económicos, no alcanzaron a muchas familias
que sobrevivían de su trabajo del día a día.
Luego de superado el tiempo establecido
para referirse a una cuarentena (cuarenta días),
el hecho de no poder salir de noche, la escasez de
recursos o en muchas ocasiones la falta de dine-
ro y las limitaciones para satisfacer algunas ne-
cesidades sociales, asimismo, ver las calles total- acostumbradas. Por ahora hay que acostumbrar-
mente desérticas sorprendía a todos. Todas estas
prohibiciones fueron conduciendo a la población
hacia altos niveles de estrés, ansiedad y depre-
sión que poco a poco se volvieron notorios.
Según una encuesta de Ipsos del 22 de
abril, “el 52% de los peruanos enfrentan en sus
hogares problemas emocionales, de estrés, dis-
cusiones o depresiones durante la cuarentena”.
personas entrevistadas a nivel nacional, de las
cuales 550 se realizaron en la provincia de Lima.
Está claro que los niveles de irritabilidad
y nerviosismo se elevaron por los cambios radi-
cales de sobre llevar la vida e incluso la incer-
tidumbre de no conocer el futuro del país ante
esta enfermedad, sumado a ello los medios de
comunicación noche tras noches reportaban los
incrementos de contagio y muertos por la CO-
VID-19. Esta enfermedad no solo está afectando
a aquellos que contraen el virus, sino también
que generó gran impacto en la salud mental de
los peruanos.
Según Ipsos, el 89% de los encuestados
viven intranquilos porque sufrieron una reduc-
ción de ingresos a su hogar; mientras que el 60%
de las personas refieren que no se sienten bien al
ver el desabastecimiento de algunos productos.
La dificultad económica y los problemas de salud
son las dos principales causas del estrés.
A pesar de que el Gobierno del Perú puso
fin a la cuarentena nacional el pasado 30 de ju-
nio, tras 107 días de aislamiento social, la pobla-
ción sigue angustiada porque el restablecimien-
to de las actividades ha sido de manera parcial.
Los préstamos de Reactiva Perú, en muchos ca-
sos, no están al alcance de aquellas personas que
tuvieron que disponer de su capital efectivo para
subsistir junto con su familia y que hoy en día
negocios. Cabe resaltar que muchos negociantes
y empresarios vieron perdidas sus inversiones
puesto que el inicio del estado de emergencia
se dio durante campaña escolar y debió al aisla-
miento, el método tradicional de aprendizaje fue
reemplazo por una educación de forma virtual.
Hasta la actualidad se desconoce la fecha
exacta de cuándo volverán a realizarse con nor-
malidad todas las actividades a las que se están
se a esta nueva manera de vivir y afrontar la pan-
demia con responsabilidad. Hay que recordar
que, a veces, el peor enemigo que tenemos está
dentro de nuestra propia cabeza.
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