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326 La introducción de La Segunda Venida de criSto a Su igLeSia

HE AQUÍ UNO MAYOR QUE SALOMÓN
25 de junio de 1958 [58-0625]
Southern Pines, North Carolina, Estados Unidos
Rev. William Marrion Branham
[Párr. 65 incluido en Citas, pág. 5-B, párr. 48]
64 Gente pentecostal, permítanme decir esto con amor: “Esa es la razón por la que no
están llegando a ninguna parte”. ¿Ven? Ustedes tienen dones. Ustedes, los bautistas, de la
misma manera. Los dones que están en la iglesia, Dios los dio a la iglesia, el poder, y Él
nunca se los quitó a la iglesia. Yo puedo mostrarles dónde Él se los dio a la iglesia, ustedes
muéstrenme dónde Él se los quitó. Ustedes tienen el poder, pero no saben cómo usarlo. No
son lo suficientemente reverentes. Esa es la razón por la que todos ustedes hablan en lenguas,
y lo usan de cualquier manera. Siempre… Algunos hablan en lenguas; otros hacen esto, y…
como en Babilonia. No hagan eso. Pongan esas cosas en su lugar. Pongan todos sus dones en
su lugar, ustedes son maestros, ustedes son apóstoles. Pongan todo en su lugar, y luego operen
con decencia y en orden. Usted encontrará que Dios es un Dios de orden, y Él traerá la cosa
correcta entonces. Eso es lo que hizo que la gente tuviera miedo de ustedes, porque es la forma
en que han actuado con lo que Dios les dio. ¿Ven? Reverencien esos dones. Simplemente no
los hagan suceder a la ligera, en forma irresponsable. Pónganlos a prueba. Si son de Dios,
si prueban ser de Dios, entonces son de Dios. Si no lo son, alejen la cosa de ustedes. No lo
quieren. ¿Por qué recibir un sustituto cuando los cielos pentecostales están llenos de lo real?
Ese es el problema…
65 Ustedes saben, me gustaría traer una carpa grande y armarla aquí por un tiempo, justo
entre ustedes, gente buena, y quedarme para que podamos tener un servicio de enseñanza por
la tarde entre los ministros, y cosas, y dejar que las iglesias se establezcan, ustedes saben.
Que… Yo creo que el Espíritu Santo nos ayudaría a hacerlo.

CARTA DIRIGIDA AL REV. C. PARKER THOMAS
30 de junio de 1958
Southern Pines, N.C
Rev. William Marrion Branham
Recientemente Dios me dio una visión. En ella vi una gran carpa con capacidad para veinte
mil personas. Había cuadras enteras de personas viniendo para que se orara por ellas. En esta
enorme carpa había un pequeño cubículo donde Dios me dijo que allí me encontraría. Allí,
lejos de las miradas indiscretas, yo ministraría. Los lisiados entrarían por una puerta y saldrían
por la otra, sanos. El milagro sería tan tremendo en poder que cuando se le preguntase a la
persona recién sanada no tendría otro comentario que hacer sino que, si antes estaba enfermo,
ahora estaba sano. Desafiaría cualquier descripción, porque no habría ningún sentimiento que
uno pudiera relatar. Eso sería Dios y Su Obra. Ninguna lengua podría expresarlo. Yo estoy
listo ahora para ese ministerio. Siento que si me extiendo podría alcanzarlo. Sólo espero que
Él me diga que salga. Estoy ansioso por ese día. Cuando llegue, espero poder volver a ustedes
y ministrar en su ciudad, y compartir el compañerismo en Cristo nuestro Señor.