Page 99 - La introduccion de la Segunda Venida de Cristo a Su Iglesia.indb
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La Segunda Venida de CriSto     93

                   226  Muy bien, “pasado”, el antiguo día de reposo pasó. Jesús resucitó en el octavo día. Ese
               era un día solemne, santo. Y no era un día; porque el día, un tiempo, ya había terminado. Pasó
               a la eternidad. ¿Ven? Volvió directamente al primer día de nuevo. ¿Ven?
                   227  La eternidad es como un–un anillo. Uno no le puede hallar ninguna esquina. Uno no
               puede hallar ningún lugar dónde parar en un círculo perfecto. Uno sigue y sigue. No me importa
               qué tan lejos vaya uno, uno todavía sigue yendo (…).
                   228  Todas las cosas que fueron creadas aquí abajo, son pervertidas, no creadas, por Satanás,
               caerán fuera cuando la gran campana dorada repique y la Trompeta suene.
                   229  Y allá atrás en el principio, donde se hizo el poste de amarre en el Edén, cuando el
               hombre vino a la Tierra y cayó, un corderito derramó su sangre, que hablaba del gran Cordero
               que vendría a derramar Su Sangre. El Calvario levantó la cruz, eso amarró para el Antiguo
               Testamento; para aquellos que justificó, que lo esperaron. Y en esta nueva dispensación, en
               la Venida del Señor, en la Nueva Tierra, el lazo de salvación (la Sangre, el Poder redimido
               del cual estoy hablando, y a través del mismo sistema ha redimido tanto al hombre como a la
               Tierra), se levantará directamente a la eternidad de nuevo. Y el lago de fuego consumirá todo
               lo que es impío y que no está predestinado a Ella. ¿Lo ven?
                   230  Fíjense, el octavo día Jesús resucitó para nuestra justificación. El Rey Eterno con el
               Reino Eterno para entrar en él siendo bautizados, a vida eterna. No siete días; no tenía nada que
               ver con ninguno de los días. Está hablando de otro, Eterno, que viene; hablando de un tiempo
               eterno, el Mundo del cual estoy hablando.
                   231  Y, fíjense, después de cincuenta días, o siete días de reposo de allí, de nuevo venía
               otra santa convocación. ¿Qué sucedió? El Espíritu Santo cayó en el Día de Pentecostés, en
               el séptimo día… O, el octavo día, más bien, octavo día, cayó en el octavo día. Fue siete días
               de reposo después, exactamente, después de Su resurrección, ¿ven?; así que sería siete veces
               eso nuevamente, trayéndolo directamente de regreso de nuevo al primer día de la semana,
               exactamente. ¿Ven?
                   232  Allí está Su Santa Convocación, no tiene nada que ver con las cosas literales. Está más
               allá de eso. Está en el Reino de Dios, con vida eterna, con los predestinados que en verdad
               nunca comenzaron. Nunca empezó en ningún día. Ustedes no fueron salvados en ningún día.
               Ustedes siempre estuvieron salvados. Amén. Jesús sólo vino a redimir eso; pero ustedes estaban
               salvados, desde el principio, porque ustedes tenían vida eterna, para comenzar.
                   (…)  235  ¿Ven? Ocho no puede ser contado con la semana. ¿Ven? No puede ser contado,
               ocho días en una semana. Uno no puede hacerlo, ¿ven?, porque sólo hay siete días en una
               semana. Cuéntenlos de cualquier forma que quieran. El domingo es el primer día de la semana.
               ¿Ven? Uno cuenta siete, luego uno tiene que volver a entrar y comenzar de nuevo. Cuenta siete,
               y vuelve y lo hace de nuevo. ¿Ven?
                   236  Y hemos vivido a través de todos estos tipos que hay aquí adentro, pero cuando uno
               llega al octavo, uno sigue adelante a la eternidad. Uno no viene por medio de leyes, y rituales,
               y órdenes. Uno viene por medio de la predestinación. ¡Amén! [El hermano Branham aplaude
               con sus manos tres veces –Ed.] ¡Allí está una Santa Convocación genuina! ¿Ven? Y estamos
               terminando la séptima edad de la iglesia, edad de la iglesia, la edad pentecostal. ¿Lo ven?
               Estamos entrando en esa Santa Convocación. Estamos entrando a esa verdadera y genuina
               eternidad, adonde la Iglesia es llamada; no a alguna estación, alguna denominación, sino a la
               eternidad con su Rey Eterno. ¿Ven? No lo tenemos en lo absoluto, no hay tales cosas como
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