Page 7 - Tenías que ser tú
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Hasta que me di cuenta por unos calzoncillos, por chupetones
en fin ya era muy evidente, también la gente me lo decía. Hasta
los propios chicos que se acostaba, pero como yo estaba tan
cansado de estudiar y trabajar, prefería no enterarme de nada,
volver a mi casa y estar tranquilo. Los que eran mis amigos
también me lo decían, pero Judith decía que era mentira, que
manejaban los tiempos como querían, ya que eso solo pasaba
cuando no estábamos juntos.
Me cansé ya de la situación, ya era un cumulo de todo, y lo
mandé todo al carajo incluido a ella.
Ella se fue de casa y yo me quede los 15 días que hay que estar
por obligación si no pierdes la fianza de alquiler. Me fui a vivir
con mi madre y mi hermano al piso de mi abuelo. y me saqué el
carnet de conducir practico, por supuesto deje de trabajar ya
que mi madre no me podía ver así, estaba en la mierda.
De Judith no supe nada hasta los dos meses siguientes, que me
llegó una llamada al teléfono diciéndome que le ayudase que
estaba tirada en la carretera de la Punta en Cádiz (Es un sitio
donde hay muchas discotecas).
Fui por ella allí y la vi en un estado lamentable, super metida
hasta el culo de todo, y me la lleve a mi casa donde mi madre no
estaba, ya que era cuando le tocaba cuidar a mi abuelo en el
campo. En ese momento Judith se tiró encima mía y empezó a
buscarme para tener sexo conmigo, la aparté porque estaba
muy borracha, pero finalmente acabé en su juego.
Desnudándola me di cuenta que tenía un tatuaje en su barriga
que ponía Juan, y le dije que quien era, mientras estábamos
teniendo sexo. Ella me evadía las preguntas, y al terminar me tiró
una moneda de 5 cnt y me dijo toma lo que tu vales.
A partir de ahí me di cuenta de la razón que llevaba, no valía ni
eso. Había dejado a mis amigos, a mi propia familia por una
chica que encima me trataba mal. Me di cuenta también que yo
nunca estuve enamorado de Judith si no era obsesión.
Fuí recuperando a mis amigos poco a poco, sobre todo a mi
mejor amigo, me ayudó a salir un poco del bache.
Ahí empecé a disfrutar como un niño pequeño, ya que todo me
la sudaba, había llegado un momento en el que solo me
preocupaba por mí y solo por mí.