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Literatura                                                                   1° Secundaria

            La  lejana  realidad  histórica  de  los  nibelungos  En  2003,  historiadores  austriacos  descubrieron  en  un
            monasterio perdido en la montaña de Zwettl, a 120 kilómetros de Viena, fragmentos aún desconocidos de los
            nibelungos. Los fragmentos hallados pueden atribuirse al obispo Wolfger de Passau, en cuyo entorno se cree
            que fue escrito el poema entre los años 1198 y 1204. Los registros encontrados presentaron un tamaño de
            tres por ocho centímetros y están relacionados con otros fragmentos que fueron descubiertos en 1998 en
            el también austríaco monasterio de Melk.

            Con  este  relato  fabricado  por  trovadores,  por  los  restos  del  pueblo  burgondo,  o  por  sus  exegetas,  que
            vivieran en la lejanía del siglo XIII, a setecientos años de distancia, se trata de explicar la razón poética de la
            desaparición del efímero país de los burgondos, apoyándose en la figura trágica de la traición de una mujer a
            su propio pueblo, la alevosa maniobra de una mujer insensata, empujada por febril ansia de venganza; y sitúa
            la acción en un escenario que libere de la responsabilidad de la derrota, allá en la muy remota indefensión del
            palacio  de  Atila,  el  huno,  siendo  también  este  rey  otra  víctima  de  su  esposa,  no  el  protagonista  de  la
            masacre.

            En realidad, los burgondos, venidos desde el Báltico hasta Worms en una marcha guerrera que duró cientos
            de años, tras su asentamiento en Germania, en las fronteras con Sarmatia, y que no se detiene en esta fría
            orilla del mar suévico. Los burgondos cruzan después el Oder y siguen hacia la fértil sur, al despojo de las
            antiguas Galias, saltando la barrera natural del Rhin, al finalizar el año 406. Son los bárbaros haciéndose con
            los despojos del que fuera grandioso el Imperio romano. Se detienen en Vaugiones, Worms, allí encuentran su
            terreno soñado, la efímera capital de su reino burgondo, pero los vándalos nómadas no pueden o no saben
            sostener  el  único  reino  más  que  veintitres  años,  pues  en  436  su  territorio  es  rebasado  por  las  huestes
            fugitivas de Atila, que se ve empujado hacia el Oeste por las últimas fuerzas romanas del general bárbaro
            Aecio y de su aliado, el visigodo Teodorico, precisamente hacia las mismas Galias que pretenda obtener Atila
            como dote en  el supuesto matrimonio con Honoria, la hija de Placidia, en ese  ofrecimiento de la  asustada
            Roma.

            Gunther (Gundahar), el rey elegido, apenas puede hacer otra cosa que ofrecer el bulto de su cuerpo y la vida
            de casi veinte millares de hombres, al experimentado y poderoso ejército del pagano rey Atila, para quien el
            final de ese reino burgondo nada significaba, que no fuera otra victoria más. Atila moriría más tarde, y no
            precisamente  por  mano  de  los  extintos  burgondos,  pues  su  derrota  en  las  cercanías  de  Troyes,  en  los
            campos Cataláunicos se produce en el año 451, frente al ejército de Aecio: después intenta atravesar los
            Alpes y también vuelve a ser rechazado, esta vez por León I, muriendo finalmente, en el año 453, diecisiete
            años después de que el reino de los burgondos hubiese cesado su brevísima crónica.


































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             2  Bimestre                                                                                 -43-
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