Page 9 - 1 KII - literatura 1 secundaria
P. 9

Literatura                                                                   1° Secundaria

                  9

               SEMANA


                                                    La Divina Comedia
                                                         Canto V
                          Así bajé del círculo primero                 Yo comencé: «Poeta, muy gustoso
                       al segundo que menos lugar ciñe,               hablaría a esos dos que vienen juntos
                     y tanto más dolor, que al llanto mueve.            y parecen al viento tan ligeros».
                        Allí el horrible Minos rechinaba.             Y él a mí: «Los verás cuando ya estén
                       A la entrada examina los pecados;              más cerca de nosotros; si les ruegas
                         juzga y ordena según se relíe.               en nombre de su amor, ellos vendrán».
                      Digo que cuando un alma mal nacida              Tan pronto como el viento allí los trajo
                        llega delante, todo lo confiesa;                alcé la voz: «Oh almas afanadas,
                       y aquel conocedor de los pecados             hablad, si no os lo impiden, con nosotros».
                       ve el lugar del infierno que merece:             Tal palomas llamadas del deseo,
                       tantas veces se ciñe con la cola,                 al dulce nido con el ala alzada,
                    cuantos grados él quiere que sea echada.          van por el viento del querer llevadas,
                  Siempre delante de él se encuentran muchos;           ambos dejaron el grupo de Dido
                       van esperando cada uno su juicio,               y en el aire malsano se acercaron,
                     hablan y escuchan, después las arrojan.           tan fuerte fue mi grito afectuoso:
                      ―Oh tú que vienes al doloso albergue             «Oh criatura graciosa y compasiva
                       —me dijo Minos en cuanto me vio,                 que nos visitas por el aire perso
                       dejando el acto de tan alto oficio—;         a nosotras que el mundo ensangrentamos;
                      mira cómo entras y de quién te fías:           si el Rey del Mundo fuese nuestro amigo
                     no te engañe la anchura de la entrada‖.             rogaríamos de él tu salvación,
                      Y mi guta: ―¿Por qué le gritas tanto?          ya que te apiada nuestro mal perverso.
                       No le entorpezcas su fatal camino;             De lo que oír o lo que hablar os guste,
                        así se quiso allí donde se puede                nosotros oiremos y hablaremos
                    lo que se quiere, y más no me preguntes‖.       mientras que el viento, como ahora, calle.
                      Ahora comienzan las dolientes notas              La tierra en que nací está situada
                      a hacérseme sentir, y llego entonces             en la Marina donde el Po desciende
                       allí donde un gran llanto me golpea.              y con sus afluentes se reúne.
                     Llegué a un lugar de todas luces mudo,           Amor, que al noble corazón se agarra,
                      que mugía cual mar en la tormenta,                a éste prendió de la bella persona
                      si los vientos contrarios le combaten.         que me quitaron; aún me ofende el modo.
                      La borrasca infernal, que nunca cesa,         Amor, que a todo amado a amar le obliga,
                       en su rapiña lleva a los espíritus;           prendió por éste en mí, pasión tan fuerte
                        volviendo y golpeando les acosa.              que, como ves, aún no me abandona.
                       Cuando llegan delante de la ruina,              El Amor nos condujo a morir juntos,
                       allí los gritos, el llanto, el lamento;        y a aquel que nos mató Caína espera».
                         allí blasfeman del poder divino.               Estas palabras ellos nos dijeron.
                      Comprendí que a tal clase de martirio           Cuando escuché a las almas doloridas
                        los lujuriosos eran condenados,                 bajé el rostro y tan bajo lo tenía,
                        que la razón someten al deseo.              que el poeta me dijo al fin: «Qué piensas?»
                      Y cual los estorninos forman de alas             Al responderle comencé: «Qué pena,
                       en invierno bandada larga y prieta,             cuánto dulce pensar, cuánto deseo,
                      así aquel viento a los malos espíritus:         a éstos condujo a paso tan dañoso».
                        arriba, abajo, acá y allí les lleva;           Después me volví a ellos y les dije,
                       y ninguna esperanza les conforta,              y comencé: «Francesca, tus pesares
                      no de descanso, mas de menor pena.               llorar me hacen triste y compasivo;
                      Y cual las grullas cantando sus lays           dime, en la edad de los dulces suspiros
                        largas hileras hacen en el aire,              ¿cómo o por qué el Amor os concedió
                         así las vi venir lanzando ayes,              que conocieses tan turbios deseos?».
                      Y yo dije: «Maestro, quién son esas              Y repuso: «Ningún dolor más grande
                     gentes que el aire negro así castiga?»          que el de acordarse del tiempo dichoso
                       «La primera de la que las noticias               en la desgracia; y tu guía lo sabe.
                    quieres saber —me dijo aquel entonces—                Mas si saber la primera raíz
                     fue emperatriz sobre muchos idiomas.             de nuestro amor deseas de tal modo,
                       Se inclinó tanto al vicio de lujuria,          hablaré como aquel que llora y habla:
                       que la lascivia licitó en sus leyes,               Leíamos un día por deleite,
                      para ocultar el asco al que era dada:             cómo hería el amor a Lanzarote;
                       Semíramis es ella, de quien dicen                solos los dos y sin recelo alguno.
                      que sucediera a Nino y fue su esposa:           Muchas veces los ojos suspendieron
                    mandó en la tierra que el sultán gobierna.         la lectura, y el rostro emblanquecía,
                       Se mató aquella otra, enamorada,                pero tan sólo nos venció un pasaje.
                      traicionando el recuerdo de Siqueo;                 Al leer que la risa deseada
                       la que sigue es Cleopatra lujuriosa.             era besada por tan gran amante,
                      A Elena ve, por la que tanta víctima           éste, que de mí nunca ha de apartarse,
                      el tiempo se llevó, y ve al gran Aquiles         la boca me besó, todo él temblando.
                       que por Amor al cabo combatiera;                Galeotto fue el libro y quien lo hizo;
                      ve a Paris, a Tristán». Y a más de mil            no seguimos leyendo ya ese día».
                    sombras me señaló, y me nombró, a dedo,            Y mientras un espíritu así hablaba,
                      que Amor de nuestra vida les privara.             lloraba el otro, tal que de piedad
                      Y después de escuchar a mi maestro                 desfallecí como si me muriese;
                     nombrar a antiguas damas y caudillos,             y caí como un cuerpo muerto cae.
                       les tuve pena, y casi me desmayo.
             2  Bimestre                                                                                 -48-
              do
   4   5   6   7   8   9   10   11   12   13   14