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Literatura 5° San Marcos
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Semana
LA NOVELA DE LA EDAD DE ORO
Tuvo sus orígenes en la Edad Media, especialmente en los relatos del infante Juan Manuel. Durante la Edad de Oro
se desarrolló en dos tendencias principales:
a) NOVELA PASTORIL: Refiere historias de pastores, sobresale. Diana de Jorge de Montemayor.
b) NOVELA PICARESCA: La novela picaresca se inició a mediados del siglo XVI con la publicación del Lazarillo de
Tormes (1554). Mientras las novelas pastoriles y de caballería evadían la realidad, la novela picaresca presenta la
otra cara de España; se refiere a sus problemas sociales. La versión realista ya se había alcanzado a perseguir en
la celestina. El pícaro es a la vez protagonista, narrador de sus aventuras y crítico de la sociedad; finalmente se
arrepiente y cambia de vida. Pero, en la Picaresca del siglo XVII, el Pícaro ya no da lecciones morales y se convence
de que nunca podrá cambiar. Quizá porque en este siglo la decadencia de España era mayor. La novela picaresca
coincide con la época de pobreza de Europa en general y de España en particular. La explosión demográfica, el
descubrimiento de América, que trajo el deseo de conseguir fortuna fácilmente, produjeron desprecio por el trabajo
campesino y agrícola y emigración hacia las ciudades. Esta situación había sido agravada por la hambruna y pestes
que habían arrasado a Castilla.
Refiere argumentos satíricos o graciosos protagonizados por un “pícaro”. Esta especie fue auténticamente
española. Las características de este género son las siguientes:
• El protagonista es un pícaro, de muy bajo rango social o estamento y descendiente de padres sin honor o
abiertamente marginales o delincuentes. Perfilándose como un antihéroe, resulta un antípoda al verdadero ideal
caballeresco que ya no existe en la sociedad contemporánea. Su aspiración es mejorar su condición social, pero
para ello recurre a su astucia y a procedimientos ilegítimos como el engaño y la estafa. Vive al margen de los
códigos de honra propios de las clases altas de la sociedad de su época y su libertad es su gran bien, pero
también posee una frecuente mala conciencia que, por ejemplo en Guzmán de Alfarache, se extiende a lo largo de
páginas y más páginas de consideraciones éticas, morales y religiosas.
• Estructura de falsa autobiografía. La novela de humor está narrada en primera persona como si el protagonista,
un pecador arrepentido y antihéroe, fuera el autor y narrara sus propias aventuras con la intención de moralizar,
empezando por su genealogía, antagónica a lo que se supone es la estirpe de un caballero. El pícaro aparece en
la novela desde una doble perspectiva: como autor y como actor. Como autor se sitúa en un tiempo presente
que mira hacia su pasado y narra una acción cuyo desenlace conoce de antemano.
• Determinismo: aunque el pícaro intenta mejorar de condición social, fracasa siempre y nunca dejará de ser un
pícaro. Por eso, la estructura de la novela picaresca es normalmente abierta. Las aventuras que se narran
podrían continuarse indefinidamente para sugerir que no hay evolución posible que cambie dicha historia. Este
paradigma, al que apela Lázaro para justificar sus propios errores y ganarse la simpatía del lector en La vida de
Lazarillo de Tormes, fue contestada por Mateo Alemán, Francisco de Quevedo, Miguel de Cervantes y otros
autores de narraciones picarescas en años posteriores, puesto que contravenía la doctrina católica del libre
albedrío tan importante en la contrarreforma.
• Ideología moralizante y pesimista. Cada novela picaresca está narrada desde una perspectiva final de desengaño;
vendría a ser un gran «ejemplo» de conducta aberrante que, sistemáticamente, resulta castigada. La picaresca
está muy influida por la retórica sacra de la época, basada en muchos casos, en la predicación de «ejemplos», en
los que se narra la conducta descarriada de un individuo que, finalmente, es castigado o se arrepiente.
• Intención satírica y estructura itinerante. La sociedad es criticada en todas sus capas, a través de las cuales
deambula el protagonista en una estructura itinerante en la que se pone al servicio cada vez de un elemento
representativo de cada una. De ese modo el pícaro asiste como espectador privilegiado a la hipocresía que
representa cada uno de sus poderosos dueños, a los que critica desde su condición de desheredado porque no
dan ejemplo de lo que deben ser.
• Realismo, incluso naturalismo al describir algunos de los aspectos más desagradables de la realidad, que nunca
se presentará como idealizada sino como burla o desengaño.
El pícaro: El personaje central de la obra es siempre el pícaro, desecho de diversas clases sociales. Hijo de padres
por lo general de mala vida, que lo abandonan a su suerte, debe aguzar su ingenio para poder vivir. Acosado por el
hambre, entra a los trece o catorce años a servir a un amo, y después a otro, con los que pasa a menudo hambre y
privaciones sin cuento. Psicológicamente, es un sujeto curioso, y, a pesar de sus hábitos y mala vida, es simpático.
El pícaro vive sin reglas sociales claras y sin orden, por la oposición al caballero medieval. La vida del Lazarillo de
Tormes con su forma autobiográfica y su estilo epistolar, es uno de los antecedentes más vigorosos de la narrativa
moderna. Destaca:
Compendio -60-