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Redacción                                                                    4° Secundaria




            I.  En el siguiente texto, coloca s, c o z en los espacios en blanco según corresponda.

               La extraviada nostalgia

               Como si el porvenir y aun el presente care___ieran de entidad. Lima y los limeños vivimos ___aturados de
               pa___ado. Este nos  ha___ido impuesto por  quienes  creyeron de___entranar  el enigma de  nuestro ___er,
               a___erca del cual, para fijarnos un destino, preguntamos perplejos desde ___iempre. Se ha de___idido, así,
               que  nuestra  ___iudad  está  impregnada  de  una  como  extraviada  nostalgia  (Raúl  Porras  Barrenechea),  y
               esto  es  ___ierto  más  en  lo  que  atañe  al  de___camino  del  ___entimiento  que  al  ___entimiento  mismo.
               Porque ¿ha___ia dónde miran nuestros ojos históricos?

               Miran  al  e___pejismo  de  una  edad  que  no  tuvo  el  carácter  idílico  que  tendenciosamente  le  ha  ___ido
               atribuido y que, más bien, se ordenó en fun___ion de rígidas ca___tas, y privilegios de fortuna y bienestar
               para unos cuantos en de___medro de todo el inmen___o resto.

               La época colonial, ideali___ada como Arcadia, no ha hallado todavía su juez, su crítico in___obornable. La
               e___tampa  que  de  ella,  en  artículos,  relator  y  en___ayos,  se  nos  ofrece  se  conforma  de  ___upuestas
               abundan___ias  y  ___erenidades,  sin  que  figure  ahí  la  imaginable  ten__ión  entre  amos  y  ___iervos,
               extranjeros y aborígenes, potentados y mi___erables, que debió tundir, por lo menos en su tra___fondo, a
               la sociedad. Mas nadie conoce todavía a___ien___ia___ierta aquel probable conflicto de clases, y los que
               ___ospechamos  de  la  existencia  de  la  fi___ura  social  en  aquel  ___ubsuelo  histórico  apenas  tenemos
               posibilidad de acu___arla. Desmentir la Arcadia Colonial será siempre una peno___a, ingrata tarea, pues la
               multitud  ha  ingerido,  sin  mayor  re___elo  durante  más  de  una  ___enturia,  innumerables  paginas  de
               remembrantes doctores con la respectiva do___is alucinógena. No obstante su filia___ion liberal, Ricardo
               Palma resultó, enredado en su gracia, en el más afortunado fabricante de aquel estupefa___iente literario.
               Su fórmula, tal cual él mismo la reveló, fue me___clar lo trágico y lo cómico, la historia con la mentira.

               Cometeremos  aquí  el___acrilegio  de  no  ponderar  su  obra  con  la  verbo___a  incondi___ionalidad  que  es
               u___ual.  A  fuer___a  de  ingenio,  pa___ien___ia  y  buen  humor,  Palma  adobó  el  mito  con  el  polvo  de  los
               archivos,  pero  sus  personajes  solo  oca___ionalmente  son  héroes,  nunca  rebeldes  ni  libertadores  (Riva-
               Agüero ob___ervó, pare alabarlo, el mismo detalle).

               Una galería de corte___anos respetuo___os y respetables ___urgió de la pluma del gran escritor Ni ellos ni
               sus acciones pu___ieron en peligro el fabulo___o decorado de los representantes regios, de sus clérigos
               menos  li____en___io___os  que  concupi___entes,  todos  desaprensivos  en  punto  a  cuestiones  profanas,
               jamás en cosas de dogma o teología.

               Es verdad que el autor de las Tradiciones peruanas compu___o una ___uerte de grácil y aldeana comédie
               humanie pero no a___ertó a incluir en ella a nadie que por y libre qui___iera ___acudir el conformi___mo y
               tra___tocar la diferencia debida a las in___tituciones. Re___pectivamente, su ver___ión de los pró___eres
               de la Independencia estuvo morigerada por el adorme___edor aroma de los ___alones y alcobas virreinales.
               La invención colonial, de tanto éxito, acabo con su inicial propó___ito ___atirico, ___iertamente demoledor.
               Es innegable que la tradi___ión malogró a Palma para la historia (Luis A Sánchez) y que, en ve___ de la
               realidad  virreinal,  nos  legó  una  teoría  digresiva  del  mundo  –  del  mundo  limeño,  se  entiende,  o  del
               univer___al  ati___bado  desde  la  estrecha  mirilla  pueblerina  –  que  ahora  es  difícil  reemplazar  por  otra
               general,  científica.  Tanta  es  nuestra  pere___a  intelectual  que  estamos  cómodamente  ___umidos  en  el
               congelado esquema de una quimera. El que no acepta la leyenda como heredada y los fantasmas que lo
               pueblan como antepasados venerables, coma larvas o manes, resulta para el con___en___o una rara avis,
               peligro___a y de rapitia.

                                             Adaptado de SALAZAR BONDY, Sebastián (1977 [19491) Lima la horrible. Mexico D. F.: Era.



              er
             1  Bimestre                                                                                 -64-
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