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decía. No hubo preguntas, tampoco buscó respuestas, solamente narró su sonrisa, y lo más importante, con ganas de vivir.
historia y se marchó. Me quedé conmovido ante todo lo escuchado.
Como médicos enfrentamos diversas situaciones, pero lo más grato
Aquel hombre había perdido a su esposa un semestre atrás. Matri- de esta profesión, es la convivencia con los pacientes (si es la mejor es
monio de 53 años en el que no tuvieron hijos, y en el que formaron un debatible, pero sin duda es diferente a todas). Descubrir que la medicina
lazo inexplicable, más allá del amor convencional; ese amor de antaño no es solo enfermedad y curación, sino que también implica escuchar,
que tanto se extraña en la actualidad, y que solo es capaz de traerse al abrazar e incluso consentir, lleva ineludiblemente a ser grandes médicos
presente a través de los abuelos. y excelentes personas; permite experimentar al máximo lo que significa
Su esposa fue diagnosticada con cáncer de páncreas apenas nueve ser humano y su trascendencia.
meses atrás. Ella conocía, más que nadie, la necesidad de Don Rodrigo Esa es la esencia de la medi-
por fumar, así que no le pidió que lo deje inmediatamente, sino que le cina. Hay enfermedades que no
tienen cura, es verdad, como
ofreció el siguiente “contrato”: Por cada cigarro que él deje a diario, ella
le daría una rosa, la flor predilecta de Don Rodrigo. De hecho, contó también lo es que hay pacientes
que en el patio trasero de su casa tenía rosales, los mismos que siempre que se acercan a la consulta no
fueron mantenidos y cultivados por la señora. Con su partida, tanto el solo por un remedio, sino para
cuidado de las flores como el contrato terminaron. dejar de sentirse enfermos y
buscar palabras de aliento que
Aquí hago una pausa. Alguna vez, en una de mis rotaciones en los pri- los impulsen a seguir viviendo,
meros años de medicina, un maestro mencionó que se debe evitar formar ser escuchados, compartir y
lazos con los pacientes, ya que, ante un diagnóstico poco alentador, el renovarse.
manejo se vería estropeado por el sentimentalismo, y podría derivar en
toma de decisiones erróneas. “La educación es clave, el sentimentalismo Don Rodrigo me enseñó el
no”, repetía. poder que tenemos como per-
sonal de salud: la palabra pre-
El lazo que formé con Don Rodrigo desafiaba aquella sentencia del cisa en el momento oportuno
maestro; tal vez, la mejor descripción para este caso corresponde a la de la mano del amor por el ejer-
relación de un abuelo y su nieto fuera del consultorio, pero paciente con cicio de la profesión; la verda-
médico de cabecera dentro de él. Con mi mandil y estetoscopio en el dera vocación de servicio a la
cuello, es decir, en “modo médico”, decidí continuar con la permuta, comunidad. Así, la medicina no
cambiando los términos del “contrato”. Es así, que le planteé recuperar está sintetizada ni reducida a una píldora, un jarabe o una inyección. De
sus flores, arar esas tierras y trasplantar rosales; por lo tanto, por cada él también aprendí que el temor a la muerte es pasajero, ya que ella no
rosa que floreciere, él debería dejar de fumar dos cigarrillos diarios. La es una enemiga cuando llega, sino que es la puerta y camino que se abre
propuesta le dejó atónito, pero supe por su expresión que no se negaría. al descanso anhelado por el ser. Así es como conocí y recuerdo a Don
Aceptó el acuerdo y con un estrechón de manos cerramos el pacto. Un sá- Rodrigo, quien siempre me agradeció por lo hecho y entregado, sin saber
bado muy temprano acudí a su casa y empezamos el trabajo, extenuante, que quien viviría agradecido con él soy yo, por todo lo recibido de su
por cierto; hacia el mediodía terminamos con la satisfacción de haber parte.
dado el primer paso.
Se fue feliz y con la convicción de haber cumplido. Lo que no supo es
Será imposible olvidar su expresión, una mezcla de emoción y nos- que se llevó dos corazones hasta la eternidad. Mi carrera está dando sus
talgia, al contarme que nació la primera rosa. Le entregué su medicación primeros pasos, y esta experiencia me ha mostrado la idea clara de lo que
como cada mes y le di un fuerte abrazo, era solo el principio. Tiempo debe ser un médico con sus pacientes; evidentemente el conocimiento y
después, más rosas y charlas sin la necesidad de un cigarrillo en su mano. la actualización constante son pilares, pero la parte humana y los valores
El orgullo y felicidad no cabían en mí ser y desafiaba lo expuesto por son igual de importantes, para trabajar en la relación médico-paciente;
el maestro años atrás. Ahora, con un criterio claro, puedo expresar que, relación que debe ser cálida, personalizada, en donde primará el principio
formar un lazo es clave para cumplir una pauta terapéutica. Aquel hombre de beneficencia.
de semblante triste, de ojos apagados, caminaba más tranquilo, con una
Por esto y más, la medicina es una forma de vida y se trata de estar
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