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Y claro, es solamente eso, creencia. Todo estaba en paz, de verdad; sin                pensar que es así: de un momento a otro recibí un correo electrónico en el
            embargo, una ola de pensamientos alteró, tanto mi mente como mi estado                    que me informaban que no requerían más mis servicios en un área especí-
            físico. No puedo afirmar si esa es la intuición, lo cierto es que la duda                 fica y que debía cambiar a otro, sin darme siquiera tiempo de despedirme
            se apoderó de mí. Como la situación estaba calmada, decidí aprovechar                     de la gente, los compañeros y tampoco de agradecer a los superiores.
            el tiempo y retirarme a descansar al menos un momento. Dos horas más                        He reflexionado durante toda la vida sobre que, tal vez, la existencia
            tarde, recibí la desesperada llamada en la que me dijeron que el paciente                 misma, la mía y la de los otros, no es más que un viento fresco o un pro-
            se había complicado. Así es, los pensamientos de hace un rato se habían                   ducto del azar; sin embargo, sea lo uno o lo otro, es mi responsabilidad
            hecho realidad. ¿Qué sucedió? El paciente estaba pálido y se había lle-                   aprender a valorarla, vivirla al máximo, y disfrutarla, ya que nadie más lo
            nado de sangre el tubo del traqueo-tomo, secándose y creando un tapón.                    puede hacer por mí, así como tampoco puedo hacerlo yo por los demás.
            Intenté pasar una sonda para destaparlo, pero no cedió, ya que era casi                   Por eso la vida del médico es retadora también, porque contiene varias
            una pared infranqueable lo que se había formado. Obviamente la satura-                    épocas de soledad e incomprensión, propia y ajena, sobre lo que significa
            ción bajaba, y su desesperación crecía ante la complicación al respirar.                  vestir el mandil. ¿Qué queda entonces? Resolver la curiosidad, aprender
            Decidí que la mejor opción era cambiar el tubo por uno nuevo para que                     todo el tiempo, preparación constante para servir y servir, sin excepción,
            el paciente pueda respirar sin inconveniente.                                             donde la vida lo disponga y la circunstancia lo amerite. Así, se puede

               Fue infructuoso, dada la cantidad de sangre que salió al momento de                    hacer divertido el camino y sin arrepentimiento ante la elección hecha
            reemplazar el tubo tapado por el nuevo. De verdad parecía película de                     varios años atrás.
            miedo con toda la sangre que brotaba; por lo tanto, ahora tenía un esce-                    Por cierto, un último detalle. Mientras escribo estas líneas llega otro
            nario más complicado y con el tiempo corriendo. Me centré en controlar                    correo, nuevamente con cambio de servicio; esta vez, para atender pa-
            el sangrado para que pueda respirar, generando hemostasia, que no era                     cientes  de COVID-19  en emergencia.  Las dudas existenciales  rondan
            definitiva, pero impediría que la sangre vaya a la vía aérea.
                                                                                                      la mente, como siempre, y la incertidumbre se presenta, porque es un
               Siguiente paso fue llevarlo a UCI, puesto que necesitaba ser intubado                  campo poco conocido. Espero volver a leer estas líneas algún rato, solo
            de nuevo de emergencia; además, el de allí es el único médico que no                      Dios lo sabe. Serviré con responsabilidad.
            duerme para atender dichas situaciones. El hombre cooperó, más allá de
            su mal humor del momento, y luego de un enorme esfuerzo logró el ob-
            jetivo de intubar al paciente, ya que la vía aérea resultó complicada. En                                         Autor: Md. Alexis Fernando Taipe Reinoso
            algún momento del proceso la saturación disminuyó hasta el 29% que,
            sin exagerar, inclusive yo pude sentir la hipoxia. Con segunda cirugía, se
            controló el sangrado y se evitaron más complicaciones y, menos mal, el
            tubo no se volvió a tapar. Tiempos después nos encontramos y me agra-
            deció desde lo más profundo de su corazón, reflejándose la gratitud en su
            mirada. En algún momento pensé que lo perdía, es verdad.
               En fin, esto pasó en una noche de guardia, pocos se enteraron. Cumplí
            mi deber y labor y el haberlo salvado no me hizo sentir ni héroe, ni un
            gran doctor, para eso me preparé. Sí reconozco que hay segundos en los
            que puede cambiar todo, para bien o para mal, y mucho más en una clí-
            nica u hospital; y, en este caso, para él fue un momento crítico que se con-
            virtió en una verdadera bocanada de oxígeno, pese a que la enfermedad
            que tiene lo acabe lentamente. Igual fue para mí, desde el lado del médico
            donde toda la carrera se puede complicar.
               Siempre he trabajado de manera responsable, sin quejarme por lo que
            pueda pasar o por lo que me toque vivir dentro de ese ámbito. Segura-
            mente por eso es por lo que me han retribuido mal o inclusive se han
            aprovechado; al menos así lo siento. Además, pasan cosas que me hacen
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