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los próximos minutos. Dentro de la tristeza y el abrupto rompimiento del   Terminada la desinfección, Pedro y el equipo se dirigieron a almorzar,
 mágico plan amoroso, compró el boleto de retorno para la noche. Bus-  evitando pensar en un posible contagio, a la espera del siguiente llamado
 cando ganarle tiempo al tiempo, realizó compra de víveres, alimentos y   que no tardó en llegar. Sonó el teléfono, almuerzo a medias, y a correr
 equipos de protección para que su amada se quede con todo lo necesario.   a un nuevo traslado, fuera de la ciudad con un paciente grave. Inme-
 Llegada la hora de partida, los novios se despidieron con pena y las lá-  diatamente se dirigen hacia el Hospital, a ponerse a órdenes del jefe de
 grimas brotaron de sus ojos, ya que es incierto el tiempo que pasará hasta   guardia, quien dio las diferentes indicaciones y verificó que el viaje sea
 que puedan reencontrarse.  seguro, y cumpla las óptimas condiciones de bioseguridad, tanto para el
               paciente, como para el personal de salud. Todo en orden y a rodar, siendo
 Pudo viajar, llegó a su casa, en la que sus familiares lo recibieron sin-
 tiendo la tranquilidad de su presencia. Como de costumbre, se sentaron   un viaje que se tornó largo, tenso, pero con esperanza de que pronto lle-
 a la mesa para tomar café, acompañados de las noticias que salían de la   garían al destino final. Transportado y entregado el paciente, se realizó
 televisión o la radio, daba lo mismo, con el discurso de que en efecto las   un nuevo proceso de desinfección para él y los compañeros involucrados,
 terminales se cerrarían en todo el país y que el toque de queda entraría en   previo retorno a la base central de operaciones. Empezaba a sentirse el
 vigor, buscando detener la expansión del virus.   cansancio en el equipo y las ganas de que el turno termine quedaban en
               evidencia, ante los minutos que pasaban, en la cara de todos ellos.
 Horas antes de empezar su nuevo turno, compró alimentos, equipos
                  Luego de un día extenuante, cargado de ansiedad, terminó la jornada.
 de protección e insumos médicos, tanto para realizar su trabajo en las   Pedro y su amigo sonrieron ante la satisfacción del deber cumplido, cre-
 mejores condiciones posibles, como para su casa. Trataba de mantener
 la calma, dado que la ambulancia podría ser un escenario de contagio y   yendo que el turno terminaría ahí; sin embargo, faltaba un ingrediente
 transmisión del famoso Covid-19, dentro de las propias complicaciones   más. Al momento de reportar a los superiores la llegada de la ambulancia
 que ese tipo de trabajo tiene. Por si algo faltara, esa noche, recibió un   a la base cayó el baldazo de agua helada: la respuesta fue, a manera de
 mensaje de texto de parte de uno de sus compañeros paramédicos, el   orden, que no podían bajarse de la ambulancia ante posible contagio y
               que entraban en fase de aislamiento hasta nueva orden.
 mismo que le contó sobre el susto que tiene por haber transportado a dos
 pacientes infectados y el miedo a infectarse por tal efecto.   Tremenda sensación de angustia entre Pedro y su compañero. ¿Será
               que en cumplimiento de su trabajo  se contagiaron?,  ¿Vale correr ese
 Con todas las noticias, comentarios y miedo encima, empezó el turno
 con el procedimiento de siempre, recibiendo la ambulancia, verificando   riesgo?; por lo tanto, se encomendaron al Señor y comenzaron los días
 cada detalle, equipo, medicamentos, etc., a la espera de atender las emer-  de aislamiento, cada uno en sus hogares, en cuartos alejados de su fa-
 gencias que se presenten. Llegó el primer viaje, el mismo que tenía por   milia. Catorce larguísimos días para saber si superaban la prueba o no,
 protagonista a un paciente infectado, a quien había que trasladar desde un   con momentos en que las manecillas del reloj parecían girar más lento o
 hospital de la localidad hacia su domicilio. Ya en el trayecto, próximos a   sencillamente no hacerlo. A la hora de la hora, no estaban infectados y,
 llegar al destino establecido, encontraron que el camino había sido blo-  agradeciendo a Dios, volvieron a sus actividades, aunque implique en-
 queado por moradores de la comunidad, dada su manifiesta voluntad de   frentarse otra vez al contagio y a lo desconocido. “Hay que trabajar, no
 no querer tener en su sector a alguien enfermo con el nuevo virus. Para   queda más”.
 conseguir que nadie ingrese, habían formado la barricada con árboles
 cruzados sobre el camino.
                                                     Autor: Md. Cristian García
 El paciente, al escuchar todo esto de sus vecinos, entró en desespera-
 ción, la misma que fue alimentada por sentimientos de tristeza, rechazo
 y discriminación al ser relegado por su propia comunidad. Sin embargo,
 las autoridades se hicieron presentes, al igual que las instituciones res-
 ponsables del manejo de la crisis, junto a otros líderes; y por supuesto,
 sus familiares, con objeto de conseguir el paso hasta el domicilio de aquel
 hombre. ¡Se cumplió con la consigna luego de un largo rato de negocia-
 ción! Ya estando en su casa, un Pastor se acercó a orar por la pronta re-
 cuperación de la persona aislada. La ambulancia y sus tripulantes, de re-
 greso al centro de operaciones a cumplir con el proceso de desinfección.
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