Page 288 - Libro Medicina 24/7
P. 288
LA MAGIA ES CREER EN TI Y TUS SUEÑOS
Cada mañana al despertar, es una oportunidad para luchar por las pa-
siones. Mi anhelo desde niña era ser médico, tanto que en mi infancia
tomaba una blusa blanca de mi madre, simulando ser una bata, y entonces
jugaba con todos mis amigos del barrio y tenía de pacientes a mis mas-
cotas; ¡Cada uno tenía una enfermedad diferente! Tos, dolor abdominal,
varicela, dolor de cabeza, etc. Tenía mi libreta llena de apuntes y unas go-
losinas con forma de pastillas que les recetaba. ¡Tal vez por las golosinas
no se quejaban! Mi diversión favorita. ¡Ser la doctora!
Mi primera asistencia en un parto fue de mi perra, recuerdo que en la
madrugada la escuche quejarse. ¡Eran los dolores de parto! Desperté a mi
madre para que me ayude a socorrerla; nacieron dos hermosos cachorros.
Corté una camiseta para limpiarlos y pase toda la madrugada cuidán-
dolos, fue tan emocionante que no me imagino la emoción que sentiré al
ver nacer un bebé.
Con el pasar del tiempo me convertí en una señorita y después las
aulas de clase. En el colegio, la materia que me llamó la atención en los
primeros años fue Ciencias Naturales y Biología. Recuerdo que a algunos
compañeros les resultaba complicado, pero para mí era fácil.
La idea de ser médico crecía, puesto que tenía claro que todo ser hu-
mano tiene una vocación, y la mía es ayudar a los demás, siempre lo
tuve presente. Y así, en un cerrar y abrir de ojos, cursaba el tercer año
de bachillerato y los docentes nos preparaban para un examen nacional
con el fin de ingresar a educación de tercer nivel; llegado el tiempo lo
rendí y no me alcanzó el puntaje, por lo que el plan posterior incluyó
un curso preuniversitario para conseguir el objetivo deseado. Nuevo in-
tento, y tampoco, entonces decidí tomarme un descanso para replantear
los objetivos, sin desaprovechar el tiempo, motivo por el cual ingresé a
un curso de auxiliar de enfermería en el que aprendí a tomar signos vi-
tales, dar medicación a los pacientes, arreglar las camas, hacer torundas,
gasas, curaciones, poner inyecciones, etc. Todas estas tareas primordiales
e importantes en la atención del paciente, sin duda, pero mi curiosidad
iba más allá, ya que quería diagnosticar, tratar e intervenir a un paciente.
Dar mucho más para salvar vidas. Redescubrí mi pasión por la medicina
y confirmé que era lo que buscaba.
La satisfacción en las prácticas, con lo poco que realizaba en ese mo-
mento por los pacientes, era indescriptible, y mucho más al recibir las
gracias de parte de un niño o adulto mayor; era una emoción única.
Pero lo que uno planea, no siempre es lo que se presenta. No pude
ingresar a medicina y el tiempo pasaba; era momento de buscar otras
Regreso al Indice 289