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Cada día el trabajo marca un sinnúmero de encuentros: colegas, fa-  lo que merecen. Para contextualizar, menciono a Jonathan Swift  : “La
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 miliares, pacientes. Todos dejan un rastro imborrable en la vida; sin em-  ambición suele llevar a las personas a ejecutar los menesteres más viles.
 bargo, hay una historia que se vuelve inolvidable. Para mí, fue una joven   Por eso, para trepar, se adopta la misma postura que para arrastrarse”.
 de aproximadamente 25 años, a quien llamaré Mía, quien tocó las fibras   A María se le realizó una cirugía de muñeca, procedimiento sencillo y
 más sensibles de mi ser.
               sin complicaciones en el post operatorio. Pero, un mes y medio luego de
 Recuerdo  haberla  visto entrar  a consulta  con tristeza  en sus ojos,   haber pasado por el quirófano, la mujer llegó al consultorio en compañía
 como quien sabe que algo está mal, pero se niega a aceptarlo. Impresio-  de su esposo, aludiendo un dolor agudo tras la operación.
 naba su aspecto físico. Delgada, alta, y un rostro angelical. Todo esto iba   Sin pensarlo dos veces, realicé valoraciones y exámenes para explicar
 en discordancia con su mirada.
               aquel dolor. Sin embargo, todo parecía estar normal, por lo que pedí re-
 Como es parte del oficio, empecé con las preguntas de rutina, a las   habilitación analgésica. Los señores se retiraron sin estar satisfechos del
 que Mía contestó sin vacilar. Relató que su preocupación era por un dolor   todo. Sentí mucha curiosidad, pues sus expresiones y dolencias no pa-
 en la rodilla, lo que le generaba un gran problema al ser deportista, y   recían normales o como consecuencia del procedimiento quirúrgico; no
 necesitaba que sus extremidades funcionaran a la perfección. Esa era la   obstante, pensé que necesitaba mayor tiempo de recuperación.
 fuente de su pesar.
                  A los quince días del chequeo, la pareja regresó a consulta y esta vez
 Tras exhaustivos exámenes, se determinó que debía someterse a ci-  su actitud estaba lejos de la angustia. Su manera iracunda de entrar, con
 rugía por un problema de ligamento cruzado anterior. La paciente com-  mirada déspota, era el anuncio de un conflicto que se avecinaba. Hugo,
 prendió que sus sospechas tenían fundamento, pero para Mía, también su   quien mencionó ser abogado, alegaba que la cirugía fue mal realizada y
 pasión era mucho más grande que sus miedos. Su cirugía fue programada   que atribuía a esto, el dolor persistente en su esposa. Entre gritos y pa-
 y se llevó a cabo a la perfección. Sin embargo, como siempre en la rama   labras mal intencionadas, amenazó con demandarnos, mi tutor y yo, por
 médica, el riesgo es latente, sin importar cuan bien se haya realizado la   mala práctica médica. Abandonó la clínica, dejándome una gran opresión
 intervención; y fue su caso, dado que, durante la rehabilitación, sufrió   en el pecho y miles de preguntas sin respuestas.
 una infección en el área intervenida y se debió realizar limpieza quirúr-  A partir de ese momento, viví el largo proceso burocrático de llenar
 gica. Menos mal, todo salió muy bien en esta ocasión.
               papeles, entregarlos, validarlos, permitir un peritaje médico para juzgar
 Unos meses más tarde, Mía volvió a consulta. Me sorprendí, y su-  el trabajo, etc. ¿Es justo esto? ¿Debemos ser tratados como criminales
 puse que tendría alguna nueva afección. “¿Volveré a ver su mirada de   por ejercer la profesión? Sin duda, fue uno de los momentos que me
 tristeza?”, me pregunté. Pero nada de esto sucedió, de hecho, el mejor   marcó personal y profesionalmente. Ser sometida a esta presión, no hizo
 rostro de la medicina se asomó con una sonrisa de gratitud. Sus palabras   que dude de mi pasión, pero sí sobre las de Hugo y María. ¿Qué los em-
 llenaron mi corazón. Con mucha emoción comentó que volvió a entrenar   pujaba a seguir con esto?
 y que postuló para ir a Rusia a competir. “Gracias. Me han devuelto mi   Y entonces, una mañana fue el mismo Hugo quien me supo responder
 razón de vivir. Gracias infinitas, mis doctores favoritos”, dijo, mientras   esta pregunta. Su actitud no había cambiado, pero tuve claras sus inten-
 no me cabía la emoción en pecho e intentaba contener mis lágrimas.
               ciones. Nos sugirió entregar una gran suma de dinero a cambio de anular
 De aquella paciente me llevo la satisfacción de ver que algo, tal vez   el juicio. “Ustedes ganarán mucho más de lo que me entregarán”, dijo
 tan cotidiano como una cirugía, cambia por completo la vida de otras per-  con aquella firmeza de quien está seguro de haber logrado su cometido.
 sonas. Eso y una gran amistad, como consecuencia, es lo que nos man-  Con la tranquilidad de quien se sabe honesto, rechazamos su “oferta”.
 tiene conectadas hasta el sol de hoy, pese a la distancia, ya que vive en   Nadie del equipo médico iba siquiera a considerar esa posibilidad, pues
 dicho país europeo.   estábamos seguros de haber realizado todo el procedimiento quirúrgico,
 Como todo en la vida, el aprendizaje no solo proviene de los sitios   y post, siguiendo los protocolos adecuados.
 seguros o cómodos, sino, y aún más, de aquellos abismos que muestran
 la cara más oscura de la humanidad. Tal como Mía pasó por mi vida
 para confirmar la pasión por la medicina, la historia de una paciente de
 cuarenta años y su esposo, a quienes llamaré María y Hugo, me llevó a
 reflexionar otra vez sobre las pasiones, aquellas que ambicionan más de   3 1667-1745 escritor de sátira irlandés, conocido en el mundo por su obra Los Viajes de Gulliver.
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