Page 83 - Historias de los jueves
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tiempo, los abuelos les llevaban al colegio, les iban a buscar y les daban de comer. La chica se marchaba a las 2, y por la tarde se hacían cargo de los niños hasta que regresaba su padre para cenar.
A finales de agosto, en Laredo, se celebraba una fiesta de fin de veraneo en los jardines de la urbanización. Cada vecina bajaba algo hecho en casa y chucherías para los niños; al final tenía lugar una chocolatada.
Los niños hacían grupos, unos contaban chistes, otros bailaban, jugaban, corrían, se lo pasaban en grande.
En septiembre se marchaban los que tenían niños, no les quedaba más remedio que volver; pero ellos se quedaban hasta finales de octubre, para recoger la casa, después de haber estado veraneando allí 3 generaciones juntas.
A eso del año, el padre empezó a salir con una chica soltera, los niños la cogieron mucho cariño y ella también a ellos. Se les veía contentos.
En verano se iban con los abuelos a Laredo; cuando venía su padre con su nueva novia a buscarles para ir a merendar, pasaban un día estupendo, por la noche volvían encantados, y los abuelos casi más de verles felices.
La chica adoraba a los niños y quería casarse, pero él no estaba muy convencido, ella le dejó. De vez en cuando veía a los niños cuando estaban con los abuelos.
Así que el padre pensó que los abuelos habían hablado mal de él a la chica, cosa que no era cierta; se enfadó con ellos y prohibió que fuesen a ver a los niños, ni llevarles al cole.
[Mertxe Santamarina — 83]


























































































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