Page 16 - Edición Mes de Julio
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Relatos
Vivio Blablabliblablabla
Convivio
Todo comienza en una lucha, un 13 de Junio. Día alarmante donde no sabía si habría
buses. Ya estaban personas gritando con su voz de fuerza, el pueblo tenía una
expresión cada día llegando a Santo Domingo. Yo, sin voz resistiendo la tos forcé mi
recuperación, levantándome cuando tenía que guardar reposo y en un suspiro de
depresión recordé tan sabias palabras que mi hermano me había dicho: -“Vive tu
vida”-; la enfermedad y el gobierno, que creo que son un símil, solo me motivaron a
cerrar la frase con: -“Y no quiero vivirla reprimida”-. Si vivo mi vida, no la quiero
vivir reprimida. Me levanté, cuerpo presente dispuesto a ducharse en agua fría, me
vestí y salí a la marcha del 17. Dancé junto a los músicos, pero también huí al estallido
de bombas, gases y sirenas de los motorizados, en ese momento comprendí que
iniciaría un proceso personal si continuaba asistiendo al Paro.
Dictaron en la casa de nuestras comunidades culturales, el domingo, ya sabemos qué
pasó ahí, cuando abrí los ojos estaba frente al policía que resguardaba la entrada, y en
esa jornada de marcha, frente y arte. Tomé un libro del piso y decidí leerselo al chapa.
Un amigo me acompañó con la lectura. Volvimos a nuestro segundo complejo:
Universidad Central del Ecuador. Se corría la voz: las comunidades indígenas,
nuestros hermanos como mi hermano, estaban llegando a Quito. Y resonó la voz del
performance, del acto simbólico, del cruza primero la puerta. Como lo queramos
llamar. Del pedir perdón antes que permiso para que abrieran las puertas.
Comenzó el performance desde el momento de cubrir estratégicamente la vista de la
entrada que los chapas tenían. Era un cartel de tela, dos personas sosteniéndolo desde
los extremos. Los músicos se reunieron, todo estaba listo y sin más palabras.
Disparamos nuestra arma: arte. Puse mi pie para la patita de gallo, puse mi otro pie en
el hombro del compañero. Me subí a la valla, vi a los alrededores. Y me dije: pedir
perdón antes que pedir permiso. Salté y pisé.
Los primeros pies en pisar la UCE cerrada. Fue un éxtasis, pregunté por un voluntario