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-  Tuberculoide  (TT):  escasas  lesiones  cutáneas,  con  demarcación  neta,  asimétricamente
                  distribuidas,  hipopigmentadas  y  anestésicas,  con  bordes  activos  y  en  evolución,  y  un  núcleo
                  despejado. También puede haber agrandamiento o engrosamiento de nervios periféricos que se
                  hacen palpables. Linfadenopatía, fiebre, vasculitis necrotizante, eritema nodoso.
                  -  Dimorfa:  se  divide  en  tres  subgrupos,  dimorfa-tuberculoide  (DT),  dimorfa  pura  (DP)  y  dimorfa-
                  lepromatosa (DL) más lesiones, bordes peor definidos, frecuente afectación nerviosa.
                  -  Lepromatosa  (LL):  lesiones  cutáneas  polimorfas  (máculas,  nódulos  o  infiltración  difusa)
                  simétricamente  distribuidas,  afectando  a  gran  parte  de  la  superficie  cutánea.  Afectación  neural
                  extensa, tardía y simétrica y afectación visceral. Es frecuente el engrosamiento de los pabellones
                  auriculares, la afectación nasal con destrucción progresiva del cartílago y del hueso nasal, pérdida
                  de la cola de las cejas (madarosis), iritis, queratitis, anestesia en guante y calcetín con infecciones
                  deformantes de pies y manos (mono neuritis múltiple)
                  Prevención y Control: El control de la lepra ha mejorado mucho gracias a las campañas nacionales
                  y locales llevadas a cabo en la mayor parte de los países donde la enfermedad es endémica. El
                  diagnóstico y tratamiento de la enfermedad se han visto facilitados por la integración de los servicios
                  primarios contra la lepra en los servicios sanitarios generales. La detección de todos los casos en
                  cada comunidad y el cumplimiento del tratamiento multimedicamentoso prescrito son los principios
                  básicos de la Estrategia mundial mejorada para reducir la carga de morbilidad debida a la lepra:
                  2011-2015.  La  estrategia  hace  hincapié  en  la  necesidad  de  mantener  los  conocimientos
                  especializados y aumentar el número de personal capacitado para atender esta enfermedad, mejorar
                  la participación de los afectados en los servicios de atención a la lepra y reducir las deformidades
                  visibles (también llamadas discapacidades de grado 2), así como la estigmatización relacionada con
                  la enfermedad. Los programas nacionales de lepra para 2011-2015 se han centrado más en las
                  poblaciones desatendidas y las zonas de acceso difícil, con el fin de mejorar el acceso y la cobertura.
                  En vista de que las estrategias de control son limitadas, los programas nacionales tratan activamente
                  de mejorar la retención de los casos, el rastreo de los contactos, el seguimiento, la derivación de los
                  pacientes y la gestión de los registros.
























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