Page 117 - ANTOLOGÍA POÉTICA
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BIOGRAFÍA
Juana Inés de Asbaje y Ramírez de Santillana, más conocida como Sor Juana Inés de la
Cruz. Nació el 12 de noviembre de 1648 en Nepantla, México. De madre criolla
analfabeta y padre militar español, fue una niña prodigio debido a que aprendió a leer a
muy corta edad (se dice que de tres años). Consagro su vida al estudio y la escritura, por
esa razón, se vuelve monja, primero carmelita y luego jerónima, no por vocación divina,
pero por necesidad de encontrar un espacio para sí misma y para dedicarse al
conocimiento. Convirtió su celda en una biblioteca y en un punto de encuentro cultural,
fue en contra de la vida social de esa época, prefiriendo la escritura y la filosofía que a
un marido y un primogénito. Iniciando así, la lucha por la igualdad de las mujeres y
volviéndose una de las más grandes referentes proto feministas.
Es aquí donde crea una gran amistad con el nuevo virrey, Tomas Antonio de la Cerda y
su esposa, Luisa Manrique de Lara condensa de paredes, quienes fueron protectores y
promotores de sus obras tanto en México como en España. Muchos aficionados y
estudiosos coinciden que la relación entre la condensa y Sor Juana Inés de la cruz fue
más allá de una amistad, pero muy pocos se han dedicado a encontrar pruebas de esa
relación.
En 1690 los escritos de Sor Juana Inés de la cruz fueron tachados de demasiado
mundanos y profanos, por lo que el obispo de la ciudad de Puebla le aconsejó que se
centrara en la religión y dejara los asuntos seculares a los hombres. La contestación de
sor Juana fue escribir “La Respuesta”, un manifiesto que defiende el derecho de la
mujer a la educación y en el que citó a un famoso poeta aragonés para reivindicar el
papel femenino en el conocimiento y la educación: “Uno puede perfectamente filosofar
mientras se cocina la cena”.
Sin embargo, a pesar de la contundencia de su réplica, la crítica del obispo de Puebla la
afectó tanto que vendió su biblioteca y todo cuanto poseía, destinando lo obtenido a
beneficencia y consagrándose por completo a la vida religiosa.
El 17 de abril de 1695, muere, víctima de la enfermedad epidémica de la época, el tifus.
Fue sepultada en el coro bajo la iglesia del templo de San Jerónimo, donde en la
actualidad se asienta la Universidad Claustro de Sor Juana.
POEMAS
CON EL DOLOR DE LA MORTAL HERIDA
Con el dolor de la mortal herida,
de un agravio de amor me lamentaba,
y por ver si la muerte se llegaba
procuraba que fuese más crecida.
Toda en el mal el alma divertida,
pena por pena su dolor sumaba,
y en cada circunstancia ponderaba
que sobraban mil muertes a una vida.