Page 86 - ANTOLOGÍA POÉTICA
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verás un muro

                  y, en él, unas palabras muy borrosas


                  de cuya sencillez brota una luz

                  que, lenta, pasa a ti y te devuelve


                  al fin la  libertad,

                  la plenitud de ser:


                  “Sean siempre alabadas

                  las palabras dulcísimas


                  que sanan: paz y bien”.




                  Después, ya en soledad profunda,

                  verás que te hallas frente a otra puerta


                  que aún no puedes abrir,

                  porque no es el momento:


                  la que quizá te lleve a otro laberinto,

                  al laberinto último, invisible.

                  ¿De él habrá salida?





                  (Sólo queda esperar,

                  esperar al amparo seguro

                  de esas letras borrosas


                  que sanan.)




                  Un Libro de Infancia

                  Padre: tú me trajiste un día
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