Page 278 - Mahabharata
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               hay algo raro, ¿qué puede haber causado esto? » Sobrecogido por el dolor, Yudhisthira
               permaneció mirando los cuerpos muertos de sus queridos hermanos. Sus rodillas no

               pudieron sostenerle y se desplomó. No estaba llorando, la calamidad era demasiado
               grande para llorar como comúnmente se llora. Sosteniendo su cabeza entre las dos
               manos se sentó como una figura esculpida en piedra y, hablándose a sí mismo, dijo:
                   « Ahora nuestros queridos primos estarán felices, el sueño de Duryodhana se ha
               realizado y Sakuni ha logrado lo que quería. Quizás han mandado algunos espías para
               matar a mis hermanos sin avisarles. ¿Cómo podré explicarles esto a mi madre y a
               Draupadi? Los cuatro han sufrido todos estos años por mi culpa y ahora, cuando se
               acercaba la libertad, mis hermanos han sido asesinados. ¿Cómo podré vivir solo sin
               ellos en este mundo? ¿Cómo es que me han perdonado a mí y no a ellos? ¿Qué clase
               de muerte rápida les ha abatido? ¿Por qué no me ha llegado a mí todavía? » Un flujo
               incesante de pensamientos acosaba la mente del pobre Yudhisthira, que casi enloquecía
               de dolor. Sus ojos errantes se posaron sobre las frescas aguas del lago y su sed regresó,
               tenía la garganta abrasada y seca. Caminó hacia la orilla del lago dispuesto a beber las
               aguas; cuando fue detenido por una extraña voz. Se le dijo que no debería beber antes
               de contestar algunas preguntas.
                   Yudhisthira se detuvo antes de beber y miró alrededor para localizar el origen de la
               voz. La voz dijo:

                   —Vi a tus hermanos venir aquí uno a uno y les dije que no bebieran, pero no me
               escucharon, bebieron y murieron. Yo soy el yaksha, propietario de este lago.
                   La voz de Yudhisthira sonaba de forma diferente ahogada por las lágrimas contenidas
               cuando le dijo:
                   —¿Qué yaksha eres tú? ¿Eres uno de los Rudras? ¿Eres un jefe de los Maruts? ¿Quién

               eres que pudiste derribar de un solo golpe estas masas de fuerza? Mis hermanos son
               invencibles. Nadie, ni siquiera un dios, puede matar a ninguno de ellos, pero tú has
               matado a los cuatro, sin que ni siquiera se les permitiera defender sus vidas. Mi señor,
               estoy aterrorizado y admirado de ti. Tengo curiosidad por conocer la identidad del que
               pudo hacerles esto a mis hermanos, me asombra tu poder. Por favor, revélate ante mí,
               quiero verte.
                   El yaksha apareció ante Yudhisthira, su apariencia era verdaderamente horrenda.
                   Yudhisthira se inclinó ante el yaksha por su poder y le dijo:
                   —Me honra que te presentes ante mí, es una gracia por tu parte que me hayas
               concedido mi petición. Te lo agradezco mucho. El yaksha le dijo:

                   —Tus hermanos no quisieron escucharme y a ti también te lo digo, este lago me
               pertenece. No se te permite beber este agua a no ser que me respondas ciertas preguntas.
                   Yudhisthira le dijo:
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