Page 234 - Arquitectos del engaño
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derrotado por Irán. A través de Egipto, los iraquíes recibieron tanques, helicópteros y equipamiento para su
        programa  de  energía  nuclear  y  sustancias  para  la  producción  de  armas  biológicas  (Newsweek,  23  de
        septiembre de 2.002).
               Finalmente,  los  Estados  Unidos  hicieron  estallar  plataformas  petroleras  de  Irán,  atacaron  sus
        patrulleras e incluso asesinaron a 290 iraníes al abatir un avión de pasajeros iraní. Unas semanas más tarde,
        Irán abandonaba todas las hostilidades. Teherán tenía miedo de un ataque estadounidense.
               Fue Rockefeller quien alentó a Irak a emprender la guerra contra Irán. La Guerra Irán-Irak duró del
        1.980 al 1.988 y costó más de 650.000 vidas. Irak perdió 150.000 soldados, Irán perdió 500.000.
               El 31 de julio de 1.990, el asistente del Secretario de Estado de asuntos de Oriente Próximo, John
        Kelly, declaró en el Congreso: "Estados Unidos no tiene ningún compromiso para defender Kuwait y EEUU
        no tiene la intención de defender Kuwait, si es que es atacado por Irak".
               Ocho días después de la conversación de April Glaspie con Saddam Hussein, el 2 de agosto de 1.990,
        las  tropas  iraquíes  invadían  y  ocupaban  Kuwait.  Las  transcripciones  de  la  reunión  se  publicaron  el  1  de
        octubre de 1.990 en la revista Time Magazine. Acto seguido el Secretario de Estado descargaba un ataque de
        rabia  contra  April  Glaspie.  Pero  ya  era  demasiado  tarde.  Nadie  se  tomó  en  serio  el  desmentido  del
        Departamento de Estado.
               En  marzo  de  1.991,  April  Glaspie  fue  cuestionado  por  el  Comité  de  Relaciones  Exteriores  del
        Senado, donde admitió que la conversación con Saddam Hussein realmente había tenido lugar. Los Estados
        Unidos utilizaron tácticas similares para tender una trampa al Presidente serbio Slobodan Milosevic.
               El embajador estadounidense, así como el embajador británico y el soviético, abandonaban Kuwait
        dos días antes del ataque.
               El plan de George Bush para Saddam Hussein era llevarlo a una trampa, donde la única salida fuera
        hacer el trabajo sucio de la industria petrolera internacional, y al mismo tiempo, limitar su capacidad para
        atentar contra Israel. El objetivo de los Estados Unidos era que Saddam Hussein matara a 300.000 árabes
        que vivían en los humedales meridionales del delta de Irak, que molestaban en el camino de las compañías
        petroleras.
               Los Estados Unidos intentaron implicar a la ONU en una intervención militar para liberar al Emirato,
        aumentando así la presión sobre Saddam Hussein, pero se encontraron con la resistencia inicial contra la
        Operación  Tormenta  del  Desierto.  La  atmósfera  cambió,  sin  embargo,  en  octubre  de  1.990,  cuando  una
        enfermera  kuwaití  y  un  cirujano  de  Kuwait  City,  explicaron  llorando,  ante  una  Comisión  de  derechos
        humanos, como los bárbaros iraquíes habían perdido los estribos en los hospitales de la capital ocupada.
        Habían  aplastado  las  incubadoras,  lanzando  a  los  bebés  recién  nacidos  al  suelo  y  dejándolos  morir  allí
        mismo. La historia causó indignación en todo el mundo e hizo una contribución decisiva a la causa de los
        que promovían una intervención militar contra Irak.
               Las mentiras fueron expuestas en marzo de 1.992. La historia de los asesinatos de las incubadoras
        había  sido  inventada  por  una  agencia  de  publicidad  de  Nueva  York,  que  había  recibido  20  millones  de
        dólares del exiliado emir de Kuwait. El hombre que había ido a declarar no era cirujano y la "refugiada", era
        la hija de un diplomático kuwaití. Ambos habían ensayado sus "declaraciones de testigos oculares" durante
        días y habían recibido clases de inglés específicamente para este propósito.
               La Operación Tormenta del Desierto costó mil millones de dólares diarios. Los aliados, dirigidos por
        Estados  Unidos,  asesinaron  a  unos  500.000  soldados  iraquíes,  según  el  antiguo  Fiscal  General,  Ramsey
        Clark. El 5 de diciembre de 1.991, en Estocolmo, admitió que los aliados habían aniquilado una división
        iraquí entera que iba hacia el Norte tras el alto el fuego del 26 de febrero de 1.991. Miles de soldados fueron
        enterrados, vivos o muertos, en las trincheras. Según las normas de la guerra, los soldados enemigos heridos
        deben recibir tratamiento médico.
               El  historiador  judío  estadounidense  Dr.  John  Coleman  reveló  que  el  Presidente  George  Bush  dio
        órdenes de matar a 150.000 soldados iraquíes, que componían un convoy militar portadores de banderas
        blancas, que se iban de Kuwait, para volver a Irak.
               60.000 toneladas de bombas fueron lanzadas sobre zonas que no estaban destinadas a ser golpeadas y
        no  constituían  "objetivos  estratégicos".  El  sistema  de  suministro  de  agua  fue  destruido.  Aunque  había
        fotografías de los cuerpos carbonizados de 150.000 soldados iraquíes, esto nunca se mostró por televisión.
               Las  bajas  civiles  se  calcularon  en  más  de  25.000  durante  los  bombardeos  de  la  guerra,  pero  este
        número se multiplicó más tarde a causa de las sanciones. 250.000 niños iraquíes menores de cinco años
        habían muerto en agosto de 1.991. En mayo del 2.000, habían muerto medio millón de niños iraquíes, según
        Hans von Sponeck, alto oficial de las NU en Irak el año 2.000. Su trabajo era llevar a cabo el castigo de
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