Page 252 - Arquitectos del engaño
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Substancias peligrosas


               Actualmente, hay disponibles en el mercado más de 24.000 productos farmacéuticos, el 98 % de los
        cuales no tiene ningún efecto terapéutico probado. Los médicos hoy dan cuenta de que después de cinco
        años y medio de formación, no han aprendido un método único de restaurar la salud. Los efectos secundarios
        de los medicamentos son la cuarta causa principal de muerte en Estados Unidos - cada año son causadas
        140.000 muertes por medicamentos. El diario sueco Svenska Dagbladet (17 de mayo de 2.000) afirmó que
        los analgésicos que contienen la sustancia activa DXP causan cada año 200 muertos en Suecia. Desde los
        años  70,  en  Suecia  miles  de  personas  han  muerto  por  tomar  esta  sustancia.  La  Agencia  de  Productos
        Médicos  (Lakemedelsverket)  todavía  no  está  interesada  en  ninguna  alternativa.  El  26  de  noviembre  de
        1.999, la prensa sueca informó que uno de cada siete pacientes sufre efectos secundarios nocivos a causa de
        los medicamentos.
               Hoechst,  Bayer  y  Basf,  todas  ellas  compañías  farmacéuticas  controladas  por  masones,  están
        liderando los esfuerzos internacionales para detener la información de tratamientos de salud con vitaminas y
        otros métodos naturales.
               Hay una cierta reticencia a admitir que las enfermedades más comunes son el resultado directo de
        deficiencias vitamínicas y en consecuencia es posible prevenirlas de manera natural. Las personas sanas son
        considerablemente más resistentes a la manipulación que las poco saludables. Cada enfermedad física se
        origina en un desequilibrio emocional, que es, por supuesto, individual en su campo de aplicación. Por este
        motivo,  la  élite  en  el  poder  se  asegura  de  envenenarnos  mediante  diversos  aditivos  sintéticos  en  nuestra
        alimentación.  Determinadas  sustancias,  que  se  añaden  a  los  productos  alimenticios,  se  evitan  muy
        fácilmente. El público en general ya es consciente de que el uso de azúcares provoca caries, enfermedades
        del  corazón  y  diabetes.  El  azúcar  utiliza  las  provisiones  minerales  del  cuerpo.  Las  alternativas  más
        saludables son la miel y el azúcar de caña no refinado. Sustituir el azúcar con refinados i tóxicos químicos
        como el aspartame, es un ejercicio completamente inútil. El aspartame se disuelve en metanol (que puede
        causar  ceguera),  formaldehído  (una  neurotoxina)  y  ácido  fórmico  (un  líquido  altamente  corrosivo  que  se
        encuentra en el veneno de hormigas).
               El  aspartame  se  descubrió  accidentalmente  en  1.965,  cuando  el  químico  James  Schlatter  de  la
        empresa C.D. Searle estaba trabajando en una cura contra los abscesos. El aspartame es una de las sustancias
        más peligrosas utilizadas para endulzar los alimentos que utilizamos cada día. El aspartame, que es tratado
        como una toxina química en la literatura técnica, puede provocar ansiedad, depresión, confusión, vértigo,
        temblor,  perturbaciones  del  sueño,  fatiga  crónica,  ojos  secos  y  dolorosos,  alteraciones  de  la  visión,
        hipertensión,  aumento  de  peso,  prurito,  náuseas,  amnesia,  convulsiones  y  otros  síntomas.  El  aspartame
        también  puede  causar  tumores  cerebrales,  epilepsia,  enfermedad  de  Parkinson  y  la  enfermedad  de
        Alzheimer.
               La  compañía  que  fabrica  el  aspartame  es  Monsanto,  controlada  por  Robert  Shapiro  (Presidente  y
        director ejecutivo), un francmasón de alto rango y miembro del grupo Bilderberger. Monsanto ha trasladado
        la  sección  internacional  de  St.  Louis,  Missouri,  a  Bruselas.  Todos  los  intentos  de  prohibir  el  uso  del
        aspartame han fallado. Oponerse a la destructiva red internacional masónica ha demostrado ser demasiado
        difícil.
               Charlotte Erlandsson-Albertsson, catedrática de química médica y fisiológica en Lund, Suecia, en
        una contribución a la discusión sobre el edulcorante artificial aspartame (Dagens Nyheter, 19 de mayo de
        2.000), afirmó que el aspartame constituye un riesgo para la salud y destacó la importancia de eliminar o
        reducir considerablemente el uso de esta sustancia como aditivo alimentario. Ella sigue siendo la voz del que
        clama en el desierto.
               El aspartame mata las células cerebrales, según un estudio realizado en la Universidad de Ciencia y
        Tecnología  de  Trondheim.  En  particular,  las  áreas  del  cerebro  afectadas  por  el  aspartame  son  las
        relacionadas con nuestra capacidad de aprender.
               En Estados Unidos, la mitad de la población utiliza grandes cantidades de aspartame. Más de 3.000
        productos alimenticios contienen aspartame, entre ellos todas las bebidas denominadas light. Que estuvieron
        prohibidas durante un corto periodo de tiempo. Las fuerzas que querían mantener la sustancia en el mercado
        eran demasiado potentes y el aspartame pronto fue permitido otra vez.
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