Page 68 - Arquitectos del engaño
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Inglaterra en ese momento estaba en mal estado después de más de cincuenta años de guerra con
        Francia y los Países Bajos, y el nuevo rey, William III (de Orange), pidió ayuda a unos cuantos banqueros
        poderosos. Que proporcionaron al estado inglés un préstamo de 1,25 millones de libras pero del que sólo
        entregaron 750.000 libras. Los términos del préstamo fueron los siguientes: los nombres de los prestadores
        no serán revelados y a éstos se les garantiza el derecho de fundar el Banco de Inglaterra, los responsables
        aseguran establecer una reserva de oro para ser capaces de emitir préstamos por un valor de 10 libras por
        cada libra de oro depositada en la caja del banco. También se les permitió consolidar la deuda nacional y
        asegurar el pago de una anualidad y los intereses a través de impuestos directos a la población.
               La propiedad privada del Banco de Inglaterra se estableció en 1.694 con un control absoluto sobre la
        moneda (el derecho a emitir billetes bancarios). El préstamo de dinero con usura fue capaz de continuar en
        una escala aún mayor. De esta manera la población inglesa sufrió una enorme deuda nacional. Se subieron
        los impuestos y los precios se duplicaron. A los banqueros masónicos les era necesario tener un monopolio
        sobre  la  emisión  del  dinero.  De  esta  manera  podían  tener  beneficios  enormes  y  también  controlar  los
        procesos políticos.
               Al Banco de Inglaterra se le permitió prestar dinero una cantidad diez veces mayor a la que podía
        responder la garantía del prestamista. Al 5 % de interés el Banco sólo tardó dos años en recuperar de nuevo
        la cuantía inicial prestada.
               En 1.698 la deuda nacional había aumentado desde un millón y cuarto a dieciséis millones de libras.
        En 1.815, era de 885 millones de libras esterlinas, en 1.945 había crecido a 22.5 millones de libras, y en
        1.960 la deuda nacional fue de 28 millones de libras. Para 1.995 la deuda nacional había aumentado hasta
        más  de  300  millones  de  libras,  equivalentes  al  45  %  del  PNB.  Desde  1.946  este  banco  central  ha  sido
        oficialmente propiedad del gobierno británico. Hoy la City de Londres es el centro financiero de Europa y
        está custodiada por 2.000 agentes de policía privados.
               Ni siquiera el Comité MacMillan, que fue nombrado en 1.929, consiguió averiguar quién gobierna el
        Banco de Inglaterra. Sólo se ha filtrado un nombre - el de los Rothschild. Todas las grandes guerras han sido
        iniciadas  y  financiadas  por  el  conglomerado  económico  que  emana  de  una  única  familia  bancaria  -
        Rothschild.
               En  los  Países  Bajos,  las  sociedades  secretas  habían  sido  capaces  de  fundar  un  banco  central  tan
        pronto  como  en  1.609.  Unos  40  de  los  bancos  centrales  más  importantes  del  mundo  se  establecieron  de
        manera  similar  a  la  del  Banco  de  Inglaterra.  De  esta  manera  los  banqueros  masónicos  determinaron  el
        desarrollo  mundial  a  largo  plazo  del  préstamo  con  interés  como  método,  los  bancos  centrales  como
        intermediarios,  los  políticos  como  muñecos  y  de  la  gente  como  ignorantes  esclavos  asalariados.  Los
        controlados bancos masónicos podían así gobernar la vida política actuando sin ser vistos. El pueblo inglés
        reforzó el poder de estos masones invisibles mediante el pago de impuestos durante tres siglos. Los bancos
        centrales mantenían estable la economía. En realidad esto funciona de una manera muy diferente.
               Benjamin  Franklin  escribió  sobre  las  colonias  británicas  en  América  del  Norte  sobre  1.750:  "En
        ningún lugar de la tierra puede uno encontrar a gente más feliz y con más bienestar." Explicó que esto era
        debido  a  que  "las  colonias  hacemos  nuestra  propia  moneda",  llamada  "escritura  Colonial".  Además
        explicaba: "Al emitir nuestra propia moneda podemos controlar su poder de compra y no estamos obligados
        a pagar intereses a nadie."
               En estas colonias británicas de la costa este de Norteamérica, llamadas Nueva Inglaterra, había una
        riqueza  que  contrastaba  fuertemente  con  la  pobreza  y  la  miseria  de  Inglaterra.  Había  suficiente  dinero  y
        estaban totalmente libres de intereses.
               Cuando los banqueros masónicos de Inglaterra oyeron esto en el discurso de Benjamin Franklin en el
        Parlamento Británico, se aseguraron de que el Parlamento prohibiera que las colonias utilizaran su propio
        sistema financiero y exigieron que en vez de esto utilizaran dinero sin interés en el oro y la plata. Sólo había
        disponible una cantidad insuficiente de ese dinero. La oferta monetaria se redujo a la mitad, y las colonias se
        vieron obligadas a pedir prestado el dinero al Banco de Inglaterra. El resultado fue que tanto el precio como
        el interés aumentaron. Al cabo de un año las calles de las colonias estaban llenas de gente en paro.
               En los libros de texto estadounidenses la razón dada por el estallido de la guerra revolucionaria era el
        impuesto del té, pero según Franklin, "las colonias con mucho gusto habrían soportado el bajo impuesto"
        (del dos por ciento) "del té y otros asuntos si no hubiera sido porque Inglaterra se llevó el dinero de las
        colonias,  creando  desempleo  e  insatisfacción".  El  resultado  de  la  influencia  de  los  bancos  ingleses  en  el
        Parlamento británico fue una terrible pobreza en Estados Unidos. Una vez creada esta situación, era fácil
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