Page 48 - MANOA VR Escenarios Inmersivos
P. 48
6. ESCUCHA
(CONCLUSIONES)
El desarrollo del proyecto La Farsa – Escenarios Inmersivos permitió evidenciar
que la creación artística y la experimentación tecnológica pueden confluir en un mismo
proceso formativo y estético. A lo largo de las fases, la banda no solo consolidó un pro-
ducto audiovisual inmersivo, sino que transformó su práctica colectiva, expandiéndola
hacia territorios escénicos y digitales.
En primer lugar, la metodología autoetnográfica resultó fundamental para reco-
nocer cómo las memorias personales y las experiencias de los integrantes alimentaron
la dramaturgia y el guion. La historia de Víctor dejó de ser un relato individual para
convertirse en una construcción compartida, resignificada por las acciones físicas, los
entornos digitales y la producción virtual.
En segundo lugar, el proyecto demostró la pertinencia de la autogestión como es-
trategia pedagógica y creativa. La asunción de múltiples roles —músicos, actores, técni-
cos, productores— fortaleció la autonomía del grupo y permitió comprender la creación
como un proceso integral que exige tanto sensibilidad estética como disciplina técnica.
Asimismo, la integración de tecnologías como Unreal Engine y la grabación en croma
abrió un campo de exploración que resignificó el trabajo artístico. Lo virtual no operó
como un simple recurso, sino como un medio para expandir la experiencia escénica,
generando una dramaturgia distribuida en la que cuerpo, espacio y tecnología produ-
jeron sentido de manera simultánea.
Finalmente, la reflexión crítica que acompañó cada fase confirmó que este pro-
yecto trasciende la producción de un teaser. Más que un resultado, se trató de un pro-
ceso pedagógico y creativo que consolidó a La Farsa como una comunidad de práctica
(Wenger, 1998), capaz de aprender colectivamente y de transformar la memoria y la
experiencia en un dispositivo artístico inmersivo.
Eje pedagógico: El proyecto confirmó que la creación artística es, en sí misma, un
espacio de aprendizaje. A través de la metodología autoetnográfica y del trabajo colecti-
vo, La Farsa se configuró como una comunidad de práctica (Wenger, 1998), donde cada
integrante aportó experiencias, memorias y propuestas que nutrieron la dramaturgia.

