Page 23 - revista FINAL
P. 23
jugando con cerveza,
proyectiles y explosivos
Cerveza + proyectiles + explosivos. Puesta en los manos de una persona cualquiera la ecuación parece
perfecta para un desastre, pero en Colombia esos tres elementos son la piedra angular de un juego-
deporte que en algunos lugares del país se comienza a jugar desde muy joven y que muchos siguen
practicando ya siendo viejos: el tejo, o como se lo llamó originalmente, el turmequé. Para encontrar sus
orígenes hay que ir hasta ese municipio, el de Turmequé, un pequeño pueblo extraviado en el altiplano
cundiboyacense, unos 120 kilómetros al norte de Bogotá. Allí, cuenta la historia, los indígenas muiscas
inventaron el juego hace más de 500 años como una forma de diversión, inicialmente exclusiva de los
altos jerarcas.
Adoradores del sol, los muiscas dieron vida al juego creando un platillo de oro que imitaba su forma,
el cual lanzaban con la mano hacia el objetivo, un triángulo también de oro, simulando con cada lance
la trayectoria del sol desde una cordillera hasta la otra. Se trataba pues de un juego de precisión y
puntería durante el cual los indígenas consumían chicha, una bebida alcohólica tradicional del pueblo
muisca. Desde entonces, el juego ha cambiado un poco. Tras la llegada de los invasores españoles,
el oro pasó a ser un metal demasiado valioso y codiciado para ser utilizado en una actividad como el
juego, por lo que los materiales fueron cambiando. El disco de oro fue reemplazado por uno de hierro
llamado “tejo”, mientras que el triángulo dorado le abrió paso a unas pequeñas bolsas con pólvora
llamadas “mechas”, que hoy en día tambien tienen forma triangular.
23
CERVEZA