Page 160 - La importancia de las plantas medicinales
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Contribuciones de la biodiversidad
al bienestar humano y la autonomía
lawichu´ra´aru acostumbra colectar algunos helechos o dar a la mujer agua
serenada, para de esta forma hacer una limpieza de las energías dejadas por los
rituales ya realizados; es decir, se remue- ven con un lavado los efectos de las
preparaciones aplicadas inicialmente en los diferentes rituales de kanupá o
gestación. El lawichu´ra´aru tiene visiones o siente en su cuerpo la hora de
nacimien- to de la criatura que se espera, teniendo como posibles opciones de
adivinación los diez “horarios del sol”, cinco periodos durante el día que son:
cuando nace el sol, a las nueve de la mañana, al medio día, a las tres de la
tarde y cuando el sol se oculta. Los cinco periodos de la noche son: cuando
oscurece, a las nueve de la noche, a media noche, a las tres de la mañana y al
amanecer. Como la hora del yuwajé a´ako puwakají o parto ya es conocida por
el lawichu´ra´aru, cuando la madre comienza a sentir dolores, este practicante
de medicina tradicional upichía (matapí) puede, además de preparar la mujer
para que el nacimiento de su bebé sea fácil y no tarde más de una hora,
modelar las energías que le influyen para que nazca en el momento
predestinado. Si falta tiempo, el lawichu´ra´aru emplea plantas para refrescar,
logrando así suspender las contracciones y dar más tiempo para que ocurra
yuwajé a´ako puwakají o parto; las plantas usadas son los beju- cos de agua
a´akurú y akaropi. Cuando se acerca el periodo del “horario del sol”
preestablecido para el nacimiento, el lawichu´ra´aru comienza a integrar en el
vientre de la mujer la energía del sol, buscando de esta manera descender el
bebé; este especialista recibe avisos en su cuerpo que le anuncian si con esta
medida ha sido suficiente, si no lo es el médico ancestral emplea ají, no la
planta, sino que con cantos se atrae el ardor del ají, calor que hace descender al
bebé. Si con esto no es logra su objetivo, invoca la energía de las avispas, que
es más rápida, comienza a picar al bebé y lo hace nacer; estos trabajos se
deben hacer en ayunas. Tanto el calor del ají como el de las avispas, son