Page 249 - La importancia de las plantas medicinales
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Contribuciones de la biodiversidad
             al bienestar humano y la autonomía


             por sí sola. Posteriormente era tanto el calor del fuego, que el menor de los
             karipulakena, Lamuchi, no resistió más y de esta calentura y surgió la fiebre, este
             dijo: “es una enfermedad con la que su- frirán mucho nuestros nietos y se
             morirán muchos de ellos también, pero supongo que esto tendrá curación”.

             Comenzaron a sacar agua del río para calmar la fiebre, pero no fue suficiente,
             sacaron agua del caño, que es fría y esta sí la calmó. Por esto cuando la fiebre es
             muy alta es mejor echarle agua, para que la persona “no se carbonice”; se tira el
             niño al agua, se zambulle y se seca, eso fue ordenado por los karipulakena para

             curar la fiebre en sus nietos. Por último uno de los karipulakena dijo que sí existía
             curación para la fiebre, pero de forma mágica, descubrieron que esto era
             posible con el bejuco pilurú, con este experimentaron y la curaron, desde este
             momento autorizaron el uso de pilurú para controlar y curar la fiebre.

                Luego cayó a los ojos de un karipulake del mismo tizne producido por la
             quema  de  maracatí,  surgiendo  una  variedad  de  meluchá  o  ceguera,  de  esta

             dijeron que iba a ser una enfermedad de la que se sufriría rara vez; del mismo
             carbón brotó una planta llamada ipichí, que es un bejuco, con el agua de esta se
             curó este mal ocular, desde este momento se autorizó el uso de dicha planta
             con  tal  finalidad.  Cuando  el  humo  estaba  mermando  llegó  la  gripa,  los

             karipulakena  dijeron  que  esta  enfermedad  iba  a  ser  frecuente  y  de  muchas
             clases; para la gripa encontraron la raíz de malakala  o asaí y el cogollo de karu,
             desde allí autorizaron para que estas plantas tuvieran poder curativo sobre el
             cuerpo  humano.  Por  último,  cuando  se  sintió  cansado  un  karipulake,  surgió

             juilaruji  keyá  o  dolor  de  cabeza,  las  nauseas,  la  pérdida  de  memoria  y
             lanajitakajo  o  alucinaciones,  para  esto  sacaron  jareni  o  resina,  hicieron
             sahumerio y sirvió para curar esta enfermedad. De esta forma los karipulakena
             fueron registrando las enfermedades, sus remedios e integrando esto al cuerpo
             de  las personas. De maracatí se originaron las enfermedades, comenzaron a
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