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Aún a pesar de todo, siempre
pensaba en el adagio popular “Dios
aprieta, pero no ahorca” y luego de
un tiempo me llené de bendiciones
cuando conseguí trabajo en un
restaurante de comida vegana y
orgánica. Fue a partir de este
momento que comencé a cambiar
mi alimentación y al poco tiempo
evidenciar cambios en mi cuerpo,
por lo que tomé la decisión de
hacerme vegetariano y con una
mejor actitud y semblante decidí
buscar donde entrenar. Me inscribí
en un gimnasio al que finalmente solo
fui muy pocas veces ya que no me
sentía cómodo con el
entrenamiento. Un día conseguí un
lugar llamado Espartano 360 que
me cambió la vida. Allí aprendí a
entrenar, a ser disciplinado, llevar
un estilo de vida realmente
saludable y tanto me hacía sentir
bien que en dos años de mucha
dedicación me convertí en coach.
Fue a raíz de ese estímulo que
comencé a estudiar y me gradué
de personal trainer internacional en
la Internacional Federation of Body
Building and Fitness. Participé en
carreras nacionales como
internacionales, cambié mis
sábados de fiesta por madrugar el
domingo para correr, andar en
bicicleta, salir a escalar y vivir una
pasión desenfrenada por las
carreras de obstáculos (OCR).
