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Qué tratamientos o cuidados se deben seguir:
Ya estamos mencionando que los dolores de espalda pueden
ser de lo más diversos. Por eso, es necesario hacer una serie
de cuidados básicos, pero sin olvidarnos de los
tratamientos específicos. De ahí que las pruebas médicas
serán las primeras en determinar todos los tratamientos
posibles, pero a grandes rasgos siempre puedes seguir los
siguientes:
El uso de calor y frío: Uno u otro va a depender del tipo de
dolor y de la zona. Por eso, un poco de frío en forma de hielo
tiende a dormir ligeramente la zona por lo que reducirá el dolor.
Pero cuando queremos relajar la zona porque se trata de
una tensión como en el caso de la cervicalgia, entonces lo
mejor es el calor, por regla general. Nunca apliques hielo
directamente en la piel y en cuanto al calor siempre puedes
optar por una manta eléctrica o similar.
Realizar estiramientos: Es cierto que si el dolor es muy
intenso no será sencillo, pero realizar una serie de estiramientos
suele ser una de las mejores bases para el dolor de espalda.
Simplemente estando de pie, intenta llegar a la punta de los
dedos de los pies, pero sin forzar. Del mismo modo en
posición de cuadrupedia, el arquear y estirar la espalda al tiempo
que respiramos lentamente, es otra de las opciones.
Controla el estrés: No es sencillo, lo sabemos, pero necesitas
liberarlo y controlarlo para evitar todo tipo de tensiones en el
cuerpo. Clases de yoga o de pilates, meditación o tiempo para
practicar actividades al aire libre pueden ser algunas de las
mejores soluciones.
Ejercicio físico: Para prevenir o para tratar todo tipo de
dolencias, o la gran mayoría, el ejercicio físico es de lo más
recomendado. Siempre podemos adaptarlo a nuestras
necesidades, desde el caminar, el nadar o el realizar disciplinas
de alto impacto serán las mejores opciones para nuestra salud
corporal y mental.
Ejercicios más recomendados para decir adiós al dolor:
Tenemos que cuidar la espalda y como tal, hay una serie de
ejercicios generales que te harán sentir mejor. Túmbate boca
arriba, flexiona las piernas hacia el pecho y sujétalas con los
brazos como si les dieras un abrazo. También lo puedes hacer
de una en una pierna, si te cuesta menos. Del mismo modo y
estando boca arriba, flexionamos las rodillas y juntamos las
piernas, es el momento de deslizarnos, sin separarlas, hacia un
lado, respiramos y haremos lo mismo hacia el otro lado. Eso sí, los
hombros se mantienen pegados al suelo.
Antes lo hemos comentado, pero es otro de los ejercicios más
apropiados: El gato. Es uno de los recomendados en disciplinas
como pilates. Nos ponemos en cuadrupedia, para arquear la
espalda y levantar la zona lumbar, para luego bajar y levantar
ligeramente la cabeza. La respiración se tiene que acompañar en
cada movimiento. ¡Seguro que con todo esto, puesto en práctica
eso de que nos duele la espalda ya no será un hecho!
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