Page 80 - Mitos y cuentos egipcios de la época faraónica (ed. Gustave Lefebvre)
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CUENTO DEL CAMPESINO                                    83


    áo-aubeb; el pescador-djabhu /[Bl,230]  <......> contra los peces-paquer; el
    pescador con red arrasa el río. ¡Pues bien, tú eres igual que ellos!89
       »No defraudes a un pobre90 en lo que él posee, a un hombre débil que
    tú conoces. Sus bienes son para el miserable el soplo  (de vida): quien se
    los arrebata lo ahoga91. Tú has sido puesto para escuchar los pleitos, para
    juzgar entre las partes,  /[B 1,235]  para castigar al ladrón.  Pero no haces
    otra cosa que apoyar al ladrón. Se confía en ti, siendo así que te has con­
    vertido en un prevaricador.  Has  sido  colocado para  (servir de)  dique al
    miserable:  cuídate  de  que  se  ahogue,  pues  eres  para  él  un  agua  de  co­
    rriente impetuosa.»

    Sexta súplica

       Vino entonces el campesino  / [Bl ,240]  para suplicarle por sexta vez,
    diciendo:  «Gran  intendente, mi  señor, cada  <encuesta hecha imparcial-
    mente por el juez>92 destruye el efecto(?) de la mentira, da vida a la ver­
    dad, crea todo bien y aniquila el <mal>93, como cuando llega el hartazgo
    y hace cesar el hambre,  (como cuando) el vestido  (llega) y desaparece la
    desnudez, como cuando el cielo se serena tras una violenta / [131,245] tor­
    menta y calienta a todos aquellos que tienen frío, como el fuego que cue­
    ce lo crudo, como el agua que retiene la sed.
       »Mira con tus propios ojos94: aquél que debe repartir (con justicia) es
    un  ladrón95;  aquél que  debe  dar paz  es  el  (mismo)  que  causa  el  dolor;
    aquél que debe /[B 1,250] allanar las dificultades es quien causa la pena.
    La picardía empequeñece a la justicia; (pero) cuando se llena excatamen-
    te (la medida)96, la justicia no es engañada, y (tampoco) se difunde en ex­
    ceso. Si tú traes  (alguna cosa), ofréce(la)  a tu prójimo: lo que se mascu­
    lla97 está desprovisto de propósito (?).


       89 Fres tan cruel como los cinco tipos de pescadores que acaban de enumerarse. Una gran laguna
    (1.227), una omisión debida al escriba (comienzo de la l. 230), y muchas palabras nuevas contribuyen a
    que los detalles de este pasaje sean particularmente oscuros, aunque el sentido general esta clara
       90 Es a sí mismo a quien el campesino se refiere aquí.
       91  lit. «Aquel que los arrebata (a él)  es quien tapa la nariz de él».
       92 Parece que el escriba  se ha saltado  una línea. La restitución propuesta es  tanto más hi­
    potética cuanto que el verbo sis «destruir el efecto de»(?) es un hápax.
       93 Las formas verbales shpry shtm  parecen ser, como sis. f,  formas sdm.f,  con la elipsis del
    sujeto sufijal. Podríamos considerarlos también imperativos.
       94 lit. «con tu rostro». El sentido es: date tú mismo cuenta.
       ‘h La misma frase más arriba, p. 77,1.  101  (Segunda súplica).
       96 Lit. «lo que llena bien» (casus pendens). Tras m h se  sobreentiende el complemento de ob­
    jeto, al igual que el 1. 105, y en el Cuento profético, 48 (pero en estos dos casos, la palabra omitida
    es «graneros», más que «medida»). Para hks «engañar», cfr. 1.  105; para wbn  «estar en exceso»,
    «desbordan), cfr. Cuento profético, 51.
       97 «Lo que es mascullado» (cfr.  Worth.  1, 376, ref. 6) parece significar: lo que no se dice, lo
    que no se comunica más que con reticencias o tras haber reflexionado mucho tiempo. El con­
    junto de la frase es de dudosa interpretación.
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