Page 6 - Ego Group eMemoria 2017
P. 6
ARTÍCULOS
Aida S. Álvaro, habanera de nacimiento, ha ejercido como profesora en distintos
planteles educacionales públicos del condado Miami-Dade y ha sido instructora
en Saint Thomas University, de Miami, Florida. Ostenta título en Educación por
la Universidad de Miami y una maestría en Curriculum e Instrucción.
IMPRESIONES
Por Aida S. Álvaro
Solía vivir en la Habana, ciudad colonial, cosmopolita, con edificaciones de diferentes estilos. Tiendas
de fama mundial, con sus famosos “salones franceses de ropa y lencería’’. La Habana, reconocida como
una ciudad internacional, no tenía nada que envidiar a ningún centro cultural mundial.
Corrían los años 1955-1957. En aquel entonces viajaba frecuentemente a Miami Beach, iba en busca de
diferentes arenas blancas, ajeno sol brillante…diversión. Caminábamos por la antigua Lincoln Road,
visitábamos sus boutiques; me preguntaba el por qué mi madre viajaba para comprar su modelo de
zapatos I. Miller si esa misma marca se vendía en la Habana. Claro, la razón era obvia, era un pretexto
para un paseo al extranjero cercano.
Caminábamos por Ocean Drive; pequeños hoteles se alineaban a lo largo de la calle. Esos hoteles me
recordaban edificaciones de mi ciudad natal. Con el transcurso del tiempo, descubro similares
construcciones en otras ciudades -me informé que se trataba de construcciones Art Déco y me
entusiasmó el estilo.
Año 1962: personas de todas partes llegan a Miami Beach. La ciudad los recibe cálidamente a todos.
Leyendo un poema de mi esposo Gastón Álvaro, un verso:
alas... buscando geografía
me transporta al Miami Beach del ayer, al Miami Beach de los contrastes impactantes: los snowbirds,
paseando su longevidad; la plenitud de vida con sombreros cubriendo sus cabelleras grises, y sus sillas
de playa; al igual que nosotros, los jóvenes cansados, después de las jornadas de trabajo y estudio, con
hieleras y sillas, sombreros y entusiasmo, buscando sol radiante, llegábamos al mar.
Hace más de medio siglo realicé un viaje a Miami con el anhelo de ser libre. Y hoy en las dos, Miami y
Miami Beach, apenas centenarias; constante crecimiento, vibrante ritmo urbano; disfruto plenamente,
viviendo esa libertad.
Mis paseos por sus calles me llevan al encuentro con lugares de fama; suntuosos restaurantes, en lujosos
hoteles, promenades, portales, azoteas. Lugares donde ofrecen comidas y bebidas de múltiples naciones.
En sus bares se palpa la mezcla de culturas, al sabor de licores que diluyen el tiempo.
Observo los turistas paladeando ambrosías; dulces piñas coladas, mojitos, caipirinhas…
6