Page 122 - Velasco y la independencia nacional
P. 122
VELASCO Y LA INDEPENDENCIA NACIONAL • La RevoLución continúa
su lucha parece sorda; no se refleja con todo esplendor en las
versiones que se dan de sus alzamientos.
Hasta antes de la llegada de los ejércitos de los liberta- dores, en las rebeliones independentistas no solo hay pre- dominio nativo en su composición, sino que regularmente sus jefes aspiran la vuelta a una república de indios, con un descendiente del incario a la cabeza. El Plan de José Gabriel Aguilar y Manuel Ubalde que se rebelan en el Cusco en 1805 era la coronación de un emperador Inca. En la rebelión de Francisco de Zela en Tacna, en 1811, participa el pueblo, y de manera notoria el curaca Ara con indios de las provincias. En Huánuco, en 1812 quienes se rebelan son los alcaldes in- dios de Pillao, Santa María del valle, Panao, Acomayo, Hua- malíes y Conchucos, los que en Cabildo abierto nombran a Juan José Crespo y Castillo como teniente general.
La trama de la rebelión del Cusco en 1814, identificada con los nombres de los hermanos José y Vicente Angulo, es de mayor alcance. En ella toman parte criollos, mestizos, clé- rigos y nativos al mando -estos últimos-, de un cacique que había logrado ascender al grado de Brigadier del ejército es- pañol, equivalente al de general de Brigada. Ese era Mateo Pumacahua, cacique de Chinchero que gozaba además del contraproducente mérito de haber sido, treinta y tres años atrás, uno de los principales perseguidores de Túpac Amaru, en los años de la rebelión.
El movimiento del Cusco demanda la vigencia de la Cons- titución liberal española de 1812, y trata de evitar, según di- jera Pumacahua en su defensa, que el Perú caiga en manos extranjeras, teniendo noticia de que España había sido to- mada por los franceses. Parece un movimiento republicano que aspira a la independencia de los pueblos del Perú, pero lo que lo hace más distintivo, en relación con lo que ven- drá en los siguientes años, es que en este los nativos tienen
— 122 —