Page 298 - Velasco y la independencia nacional

VELASCO Y LA INDEPENDENCIA NACIONAL • La RevoLución continúa
pio interés, es estrecho para la cultura peruana. La metáfo- ra es útil hasta cierto punto, pero más allá de eso se vuelve opaca. No da cuenta del sentido profundo que la comunidad política tiene para la gente, como expresión de intereses co- munes, y como tal debe recogerse en la Constitución. Más que obligaciones privadas lo que hay en la Constitución son consensos, compromisos públicos, voluntad de defender el bien común y el gobierno de todos.
Podríamos decir que la Constitución es, para nosotros, el terreno común de la democracia misma, expresión de la con- fluencia de todos los intereses sociales y las culturas que con- forman la nación. Persigue no tanto los máximos beneficios privados, sino los máximos beneficios compartidos. Eso no quiere decir que ignora el ámbito de lo privado. Lo que pasa es que lo público debe consagrarse a lo público y lo privado a lo privado. Ni lo público debe entrometerse en el ámbito de lo privado sin razones justificadas; ni lo privado debe su- plantar lo que es de interés público.
¿Quiénes, en consecuencia, debieran concurrir al acto de entendimiento que sirva de base a la constitución escrita? Pensamos que por supuesto no solo, ni principalmente, los representantes de los partidos políticos; cuando menos no de los actuales partidos del país, la gran mayoría de los cuales solo representan a financistas privados. Lo indispensable es asegurar la representación de los grandes grupos que con- forman la nación peruana. En primer lugar, los represen- tantes de los sectores productivos que sostienen al país, el campesinado de todos los tamaños y las comunidades de las comunidades culturales nativas, campesinas y tradicionales de costa, sierra y selva; del empresariado nacional micro, pe- queño, mediano y grande; de los trabajadores asalariados de la ciudad y el campo, de los sectores comerciales y empren- dedores de todas las regiones.
— 298 —