Page 46 - Velasco y la independencia nacional

VELASCO Y LA INDEPENDENCIA NACIONAL • La RevoLución continúa
curioso, y acaso demasiado significativo para el lector acucioso, que el diario “La Tribuna”, edición de ayer, cuyo editorial no vacila en afirmar la frustración aprista de ver que Velasco con- tinúa, solamente tenga, en todas sus páginas, un aviso... de la International Petroleum Company.
Hubo en marcha, y la maniobra se aprecia ahora con meridiana claridad, una ofensiva sicológica destinada a sembrar la división en la Fuerza Armada. Al Apra no le interesa la unidad del país en instantes en que pesan sobre el Perú tremendas presiones económicas. Al Apra le interesa su propia suerte y, para salir de la encrucijada en que sus propios dirigentes la han metido, no encuentra otra manera que incitar a la desunión militar. Con- fían ilusoriamente sus estrategas políticos en que el día que esto suceda, el Apra estará otra vez a flote”.
La permanencia del General Velasco al frente de la Rev- olución no sólo liquidó el primer peligro que encontró a su paso, sino que determinó, clara e inequívocamente, una línea de heroica resistencia a las presiones norteamericanas por la expropiación de la IPC.
El Gobierno del presidente Nixon había hecho suya la queja de la IPC contra el Perú. La compañía se rebeló contra las leyes peruanas y convocó al imperialismo a un ataque a fondo contra el Gobierno militar de Lima. Washington hizo saber que si en el plazo de seis meses, a partir del día de la expropiación, el Perú no indemnizaba a la International Pe- troleum, el Gobierno norteamericano se vería obligado a apli- carle el texto de la Enmienda Hickenlooper. En buena cuenta, o se aceptaban las exigencias norteamericanas o los crédi- tos serían cerrados y el mercado norteamericano del azúcar clausurado para nuestras exportaciones.
En el recién nacido Gobierno Revolucionario se hizo sen- tir una corriente de “sensatez”. Los sectores industriales es- taban asustados y los capitanes de las “fuerzas vivas” acon-
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