Page 35 - mica2
P. 35

LA ISLA



                             Había una vez una isla donde habitaban los sentimientos: La alegría, la vanidad, la
                         tristeza y muchos más, incluyendo al amor.
                             Un día, se les avisó a los moradores que la isla iba a ser infectada por un virus mor-
                         tal. Entonces todos los sentimientos se apresuraron a escapar, tratando de llegar a la
                         isla de enfrente donde la INTUICION dijo que, para ella, no estaba todavía infectada.
                         Cada uno tomo su barco o su bote y se prepararon a partir, pero el AMOR… el AMOR
                         no se iba, porque quería quedarse un rato más en la isla que tanto amaba, antes de
                         que sucumbiese al terrible virus.

                             La PREVISION ya había suministrado a todos unos barbijos y tarritos con alcohol
                         en gel. De uno en uno fueron partiendo, huyendo de semejante pandemia, pero el
                         AMOR se resistía:

                             Un ratito más, todavía no estoy preparado para partir, decía, si todavía me queda
                         alcohol.
                             Cuando por fin, al ver que su alcohol en gel se estaba acabando, se fue acercando
                         hacia la playa y comenzó a pedir ayuda.

                             En eso venia la RIQUEZA y el AMOR dijo: RIQUEZA:

                             ¿Me llevas con vos?

                             No puedo, hay mucho oro y plata en mi barco, no tengo espacio para vos. Le pidió
                         ayuda a la VANIDAD, que también venia pasando:
                             VANIDAD, por favor ayudame. No te puedo ayudar, AMOR. Vos estas todo moja-
                         do y vas a arruinar mi barco nuevo.

                             Paso la SOVERVIA, y a su pedido le respondió: AMOR, vos no estas a mi altura.

                             Le pregunto a la IRA e imagínense como le contesto

                             A la PRISA ni siquiera llego a verla de lo rápido que se fue.
                             Entonces, el AMOR le pidió ayuda a la TRISTEZA:

                             TRISTEZA, ¿me dejas ir con vos? Ay AMOR! Estoy tan triste que prefiero ir sola...

                             Paso la ALEGRÍA, pero ella estaba tan ALEGRE que ni oyó llamar al AMOR.
        35
   30   31   32   33   34   35   36   37   38   39   40