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No nos dejes Barian, quedáte, vos podés.
Al escuchar a Brian decirle las palabras que ella había usado se dio cuenta que el espíritu había deja-
do el cuerpo y había estado viendo su cuerpo sin vida desde arriba.
¿Y qué paso entonces? pregunto ella.
Nos fuimos de viaje, dijo el, lejos… muy lejos...
Comenzó a agitarse tratando de expresar cosas para las cuales no conocía las palabras. Mi esposa
trato de calmarlo y confortarlo. El luchó por tratar de decir algo que era obviamente muy importante, pero
el encontrar las palabras le era muy difícil:
Volamos rapidísimo por el aire… son tan bonitos mami, agrego él. Y hay muchos, muchos pajaritos.
Mi esposa estaba impresionada. Braian continuó diciéndole que los pajaritos le habían dicho que tenía
que regresar y que tenía que contarle a todos este asunto de los pajaritos. Él dijo que lo trajeron de vuelta
a casa y que un gran camión de bomberos y una ambulancia estaban ahí.
Un hombre estaba sacando al bebe en una cama blanca y él trataba de decirle al hombre que el bebé
estaría bien, pero el hombre no podía escucharlo. Él dijo que los pajaritos le dijeron que tenía que ir en la
ambulancia, pero que ellos estarían por ahí cerca. Dijo que ellos eran bonitos y llenos de paz, y que él no
quería regresar.
Entonces llego la luz. Él dijo que la luz era muy brillante y cálida, y que él amaba la luz brillante mu-
chísimo. Había alguien en la luz que puso sus brazos alrededor de Brian y le dijo:
Te amo, pero tenés que regresar, tenés que ir a jugar al fútbol y contarle a todos lo de los pajaritos.
Entonces la persona en la luz le dio un beso y le dijo adiós con la mano. Se escucho un sonido y entró
en las nubes.
La historia continuó por una hora.
Él me ensenó que los pajaritos siempre están, pero no los vemos porque miramos con los ojos y no
los escuchamos porque oímos con nuestros oídos. Pero siempre están ahí. Solo se pueden ver aquí, decía
poniendo su manito sobre el corazón.
Braian continuó diciendo:
Yo tengo un plan mami, vos también tenés un plan, mi papi tiene un plan. Todos tenemos un plan.
Todos debemos vivir nuestro plan y mantener nuestras promesas. Los pajaritos nos ayudan ha hacer esto
porque nos quieren tanto.
En las siguientes semanas, con frecuencia repetía su historia en parte o completa una y otra vez.
Siempre era la misma historia. Nunca cambió los detalles ni los cambió de orden. A veces incluía más
información y clarificaba el mensaje que ya nos había dado. Nunca dejo de impresionarnos como podía
darnos tanto detalle y como podía hablar más allá de su capacidad cuando hablaba de los pajaritos. A
donde quiera que iba, hablaba con extraños sobre los pajaritos.
Sorprendentemente, nadie lo llego a ver con extrañeza o desconfianza cuando él lo hacía su relato,
por el contrario…
siempre ponían una cara dulce y sonreían .
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