Page 123 - Mitos y otros relatos de la Antigua Grecia
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Heracles
salvaje que estaba devastando el ganado tanto de Tespio como el de Anfitrión, es- poso de Alcmena su madre. Aquél, deseo- so de que alguna de sus hijas tuviese un hijo con el héroe, se las fue ofreciendo una por una y así, dice una versión, que con cada una de ellas tuvo un hijo.
Enloquecido por los habituales celos persecutorios de la diosa Hera, Heracles fuera de sí mató a Megara (una de las tespíades) y a sus propios hijos.
Por ello el Oráculo de Delfos lo obligó a expiar esos terribles crímenes con- sumados durante su locura, ordenán- dole al héroe que se pusiese al servicio de su primo e implacable enemigo Euristeo.
Para completar el castigo, el oráculo le ordenó realizar diez difíciles tra- bajos, que Eurystheus quien era el rey de la Argólida, (zona que comprendía Micenas, Argos, Midea y Tirinto) le asignaría como la pena a cumplir du- rante doce años, como un esclavo que cumpliría una penitencia, dicién- dole que cuándo lograra concluír con éxito esas duras tareas que el rey le ordenase, expiaría esa culpa y volvería a ser libre para así poder obtener la inmortalidad.
Hay muchas historias sobre la fuerza y el heroísmo de Heracles, pero la más conocida se centra en aquellos doce trabajos que se vió obligado a realizar ordenados por Euristeo, quien no se
conformó con que sean diez, sino que
le agregó dos más a las dificilísimas
tareas que Hércules debía cumplir, ya
que cuando tuvo que matar a la hidra
del lago de Lerna, consideró que la
ayuda recibida de Yolao fue demasiado
importante, como también al limpiar
los establos de Augias interpretó que el
héroe había recibido un pago de su dueño por la tarea, sumado a que el río había colaborado demasiado, esparciendo el estiércol por el campo circundante.
Pieza de cerámica circa 510 a.C. “Euristeo oculto en el cántaro”, conservada en el Museo del Louvre
Dr. Juan Carlos Miller |121|