Page 151 - Mitos y otros relatos de la Antigua Grecia

tiéndose Atenea terriblemente ofendida, pués pensó que Medusa simbolizaba deseo, carnalidad y voluptuosidad, es decir la lujuria y uniendo (como tantos dioses) la perversión y la virtud decide castigar a Medusa transformando su hermoso cabello en serpientes y haciendo su cara tan desagradable que asemejaba un monstruo. Vemos aquí como una mujer es castigada por otra mujer debido a un idilio amoroso que la señala acusándola y decidiendo para la infortunada un castigo psíquico, físico y social.
Igualmente aquel hecho, mezcla de seducción y violación, hizo que la ri- validad entre Atenea y Poseidón fuese en aumento, por lo que Atenea con- sideró que su castigo no había sido todo lo aleccionador esperado por ella e incita al valeroso Perseo, ofreciéndole su ayuda para decapitarla.
[...] Para atrapar a Medusa, Perseo, usando el escudo brillante como es- pejo, que había recibido de Atenea, se lo ofrece a la infortunada para que se mire, distrayéndola y así le corta su cabeza con una hoz, que le había dado Hermes, mientras que las nin- fas le prepararon una bolsa de cuero o zurrón mágico (como el que usan los pastores) para que Perseo pudie- se llevarle a Atenea la cabeza de la víctima y así desde aquél momento la diosa armada llevaría como em- blema en su pecho la imagen de la cabeza de Medusa.
Cuando Perseo regresó a Grecia con la cabeza de la Górgona, las gotas de sangre que cayeron al mar se convirtieron en el coral conocido como “gorgonia”.
También con parte de la sangre derramada al cortarle Perseo la cabeza a Medusa cuenta la leyenda que nació Pegaso, caballo alado que fue el que pudo haber usado Zeus para galopar por el cielo y la Tierra, como lo afirma Ovidio, aunque este equino aparece fundamentalmente relacionado con el héroe Belerefontes.
En su camino Perseo encontró a una hermosa joven llamada Andrómeda, ata- da con cadenas y prisionera de un terrible monstruo marino, del que el héroe valientemente la liberó, salvándola así de ser devorada por ese ser tan cruel y perverso.
Dr. Juan Carlos Miller |149|