Page 165 - Mitos y otros relatos de la Antigua Grecia
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de su conversación. Asustada y desolada, Eco abandonó los bosques que solía habitar y se recluyó en una cueva cercana a un pequeño río, abandonándose a su tristeza y así el dolor de su alma la consumió hasta desaparecer, quedando sólo su voz que repetía las últimas palabras que cualquier persona emitía. A esto lo llamamos eco...
Narciso que era un joven ampliamente conocido por su increíble belleza, pero despreciaba el amor de todos, tuvo al nacer una predicción del famoso adi- vino Tiresias, quien le advirtió que no debería ver nunca su imagen en un es- pejo o en algún otro sitio que lo refle- jase, pues esa sería su perdición.
lograron enfurecer a Némesis, la diosa de la venganza, quien hizo que Narciso mientras caminaba por el bosque pasase por un estanque que reflejó su rostro y él, presuntuosamente embelesado con su propia imagen se acercó peligrosa- mente para darle un beso, perdió el equilibrio y cayendo al agua se ahogó.
Esta conducta despreciativa del joven, sumada a las oraciones que las mu- jeres desairadas elevaron a sus dioses
8 | Prometeo y el robo del fuego
Prometeo, titán amigo de los mortales hijo de Jápeto y la oceánide Clímene, estaba constantemente en conflicto con Zeus por garantizar beneficios y prote- ger a los humanos, lo que incitó a que el padre de los dioses le retirase el uso del fuego a los mortales. Prometeo consecuente con su decisión de ayudar a los primitivos humanos, robó ese fuego a los dioses del Olimpo utilizando el tallo de una caña y pudo devolvérselo a las gentes junto con el discernimiento, para que pudiesen usarlos en el desarrollo del primitivo intelecto que poseían. El joven titán, trató de ser y sin duda que lo fue un benefactor de la humani- dad pues quiso dotarla de una vida más digna, aún rebelándose a los dioses y darle también a los humanos la inteligencia, categorizándolos así por sobre los animales irracionales.
Estas transgresiones no quedaron impunes y como castigo a ellas Zeus decidió encadenarlo a una roca en las montañas del Cáucaso por toda la eternidad, donde cada día un águila (que era el símbolo de Zeus) volaba hasta la roca y
Dr. Juan Carlos Miller |163|